cultura de otra especie

 

número dos - agosto 2010

 

 

  

   Socio

 

 

POR EL PUENTE DE FEDERICO TODOS PASAN TODOS PASAN

 

 

                                                         

 

Inesperado. Como el tipo que ves venir caminando y que cuando te cruza, hace un movimiento rápido, saca un fierro y te aprieta contra la pared, así me asaltó el disco de Socio almacenando ya en la primera audición, dos impresiones rápidas: a) que las canciones tenían un feeling que no se podía más, y b) que ese feeling se irradiaba desde un cuerpo sonoro mayormente alejado de la liviandad.

Suficiente dato como para adentrarse en escuchas posteriores que acabaron avisando del valor de las letras, y la jerarquía de un conjunto de arreglos tan modernos y sutiles como cautivantes.

 

 

A PRIMERA VISTA

 

 

Algunas canciones demoran en colarse por alguna rendija del alma y hay que oírlas y oírlas para que sus líneas duras al fin te atrapen. Están las que –condenadas al olvido desde el nacimiento- ni con mil audiciones llegan a concitar la atención, y las que, finalmente, se instalan en el aire y te seducen al instante.

Las de Socio (alias artístico de Federico Lima) son composiciones de esta calaña. Ingresan a través de estrofas llamativas y te dan el golpe de gracia con estribillos contundentes que se montan sobre tu lengua y ya no podés parar de cantar.

Ese rasgo principalísimo –y a la vez desmerecedor- de la música de mayor consumo popular, aquí no juega solo. Su presencia suma a una composición que no es apenas melodía fácil sino sustento y vitalidad.

El reggae que abre el disco ya trae en su sangre una garra inhabitual en el género, que se permite saltos instrumentales milongueros con apenados cantos de baguala (en un arreglo muy parecido al que se deja escuchar en algún lugar del tercer álbum de Lisandro Aristimuño) interactuando entre diferentes partes de la canción. Avanzado el disco, una zamba de bombo encajonado es enhebrada por sonidos de campanas, rasgueos reggae de guitarra, y como postre, la idea de un platillo de brillo vibrante que palma ante el golpe seco de un bombo sin armónicos remanentes. La pieza que sigue es otro reggae jugoso que se levanta en medio de un tango e- a lo Bajo Fondo, y alardea con penetrantes silbidos digitales, y raros cantos corales como de voces arrastrándose adentro de un caño.

Con la excepción de alguna que otra pieza pop y un rockito puntual, este primer trabajo de Socio, apela a un sustento formal de tinte latinoamericano que sorprende por su fuselaje nuevo y que junto a las virtudes antes enumeradas, hablan de un disco que no se va a caer con la primera zancada de la historia.

 

 

TIEMPOS MODERNOS

 

 

En medio de tantos artistas que defienden la identidad cultural repitiéndose hasta el hartazgo –o respirando el polvo que levantaron otros-, es gratificante encontrar un músico que, sin la específica búsqueda de defensa de lo nuestro, le nace el sonido de la comarca revivificado, con gestos de actualidad pasibles de ser localizados en las vanguardias y otros artistas de interés de esta década: el retrocore de Malpaso y Pequeña Orquesta Reincidentes, el electropop de Babasónicos y Miranda!, la canción de autor des-generado de Aristimuño, Moska, Johansen y cierto Jorge Drexler, y el tango e- de Bajo Fondo.

Socio extiende sus tentáculos aprehensivos y saca una cosa de cada quien a los efectos cosméticos de la canción. De esta forma, un vals se maquilla con arreglos de piano de la tienda de Malpaso, o un entronque de tango/marcha se hace un delineado de chapas y bandoneón a lo Pequeña Orquesta Reincidentes. El glamour pop babasónico le pone rubor al estribillo de “Peatón”, mientras un luminoso electropop pestañea un teclado rápido tipo Miranda! como único recurso autosuficiente (salvo por los períodos de incorporación de mucho material granular pivotando sobre esa base), y su melodía veraniega trae a la memoria el “Cerca del mar” de Jorge Drexler, un recuerdo que se agiganta cuando Federico Lima comienza a cantar “nuestros cuerpos / junto al mar”.

Apropiarse de un modelo y girar como un trompo sobre él durante todo un disco, es una tarea relativamente simple (allí está el paquete de proyectos de electrotango aparecidos luego de Bajo Fondo y Gotan Proyect, o todas las bandas que comenzaron a hacer rock latino (o cumbia rock) luego del éxito obtenido por la agrupación Mano Negra, o todas las féminas neotangueras que poblaron la escena después de Malena Muyala). Pero puentear todo el sonido advanced de un momento y un lugar sin hacer abandono del propio carácter, es sólo para artistas soplados por un pase mágico.

 

Leonardo Scampini

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 
Jorge Teillier (1935-1996)

 

                            TRISTEZA EN EL SUR DEL MUNDO

 

 

                                  

 

 

 

Hay  un ojo poético que explora el mundo interior y arranca de allí la sustancia del poema. Otra mirada en cambio, se detiene en el paisaje exterior tras la fotografía exacta que consiga describir una situación o un estado de ánimo.

 Teillier fue un poeta de este tipo. Su retina perforó la realidad como “una mano que pasa a través del espejo de la tarde” para hallar otra lectura oculta de ella misma.

 

 

EL VELO DE LO VISIBLE

 

 

Jorge Teillier nació el 24 de junio de 1935 en Lautaro (una pequeña ciudad del sur de Chile) y allí creció y vivió hasta que en 1953 decide ir a Santiago para cursar Historia en la Universidad. Nunca llegó a titularse pero el centro de estudios le facilitó contactos con jóvenes escritores y con reconocidos nombres del ambiente literario como Pablo Neruda.

Lector temprano de Verne, Huidobro, Verlaine y Neruda, con apenas veintiún años publica   Para ángeles y gorriones, un  libro que por su hondura semántica y su depurado estilo, pareció ser el tercero o el cuarto de su producción, en vez del primero. Sus características: lenguaje claro, anclaje en la imagen cotidiana, sumatoria de versos que caen uno tras otro buscando el polo magnético del poema: “Esta es la misma estación que descubrimos juntos:/ aún cae una gotera, brilla el cerezo tras la lluvia. / Pero nuestras sombras movidas por las llamas/ viven más que nosotros.”

Teillier describe  lo que ve y en esa observación no pierde la oportunidad de mechar como de contrabando la certeza sobre el declive de toda vida. En otro poema y  desde un pliegue de la imagen advertida,  hace confluir la muerte, el olvido y la miseria de la carne  en el breve espacio que ocupan dos versos: “una canción que tratan de recordar/ labios que se deshacen bajo tierra”. El poema es lo que dice, es ese velo de lo visible que si se descorre, gana una significancia mayor.

A contramano de una época que proponía modelos rupturistas con todo lo anterior, el poeta chileno adscribió a un estilo clásico, sin hermetismos y donde el valor de lo sugerido por el poema era la herramienta fundamental para comunicar sus sensaciones.

En 1958 aparece su siguiente libro El cielo cae con las hojas y en 1961 se edita  El árbol de la memoria, obra que obtuvo el premio municipal de poesía.

 

 

 

DESCRIBE TU ALDEA

 

 

 

“La poesía nos había unido en una amistad franca  y verdadera como pocas se dan en el oficio –cuenta el poeta y amigo Sergio Hernández-. Él (...) era el arquetipo de poeta: frágil y delgado, soñador y distante, risueño, a veces, ensimismado y grave en ocasiones, memorioso y lúcido como pocos.”

Alejado de la sociedad y de los círculos literarios de su país, en alguna oportunidad explicó ese estar por fuera más como un camino obligado que como una elección personal. Los poetas "somos los grandes transparentes" -dijo, queriendo explicitar que el oficio poético, no tiene para la gente el grado de importancia que habitualmente se le adjudica a un médico, un ingeniero o un senador. Y esa misma falta de mérito que las personas le dan al poeta, habla del lugar que la poesía ocupa para el común: el de la cosa irrelevante.

Nunca se mostró interesado en hacer  una carrera literaria porque para Jorge Teillier escribir fue una pasión.  “Si tú quieres escribir poemas para escribir libros –aseguró-, no eres nadie. Tú tienes que escribir poemas y ser poeta para ser más que tú mismo”.

Sus primeros libros fueron pagados por él mismo o como en el caso de El árbol de la memoria, su publicación dependió de los bonos de adhesión vendidos para que fuera posible imprimirlo. Golpear la puerta de las editoriales era para él un acto de  humillacón y tiempo perdido. Por eso apostó por formas de edición alternativas aunque pudiera demandarle un mayor esfuerzo.

“Jorge era un poeta a tiempo completo –sostiene Sergio Hernández- y no dejó que otro trabajo, salvo su apetencia natural de saber, compartiera su oficio. Su consigna era vivir, soñar, leer y escribir.”

Abanderado del movimiento de poesía de los lares, postuló la descripción de la aldea para ser universal y con ello se paró en la vereda de enfrente de una fuerte corriente poética que perteneciendo a su misma  generación (la del 50), sostenía que había que salir de Chile para hacerse escritor. Escribió inclusive material teórico sobre el tema lo que terminó entrampándolo dentro de una etiqueta, que más tarde percibió como muy restringida. La poesía “lárica” supuso una nostalgia de la tierra y de las situaciones vividas en el pasado cuando en realidad, se apoderaba de la comarca y de las microexperiencias cotidianas, para hacer un viaje a la hondura  humana y acabar visitando todas las regiones.

 

 

       

TALENTO DESPERDICIADO

 

 

 

En 1968 publicó Crónica del forastero, libro al cual le continuaría un largo período de silencio sólo interrumpido por la aparición de algunos poemas inéditos en el volumen antológico Muertes y Maravillas.

Con el advenimiento del golpe militar en el 73, la mayor parte de sus familiares tuvieron que partir al exilio (su padre fue gobernador de Lautaro durante la gestión presidencial del socialista Salvador Allende), al igual que muchos de sus amigos poetas.

Pudo irse del país también, pero no le gustaba viajar; odiaba los pasaportes, las aduanas y sobre todo las salas de espera. A lo largo de su vida desechó varias invitaciones para ir a otros países y hasta llegó a perder pasajes que le habían enviado para participar en eventos o conferencias.

Su fama de irresponsable y de tipo que no le importaba nada, creció durante esos años. Tenido por individuo que concertaba entrevistas y no concurría a ellas, en una ocasión dejó en blanco a un equipo de la televisión Nacional al no llegar para la filmación de un programa dedicado justamente a él, o invitado a un congreso de poesía en México, arribó cinco días después de iniciado el evento para leer sus poemas y marcharse. “Tenían a todos los poetas concentrados en un hotel –rememoró-. Poetas de 34 países. ¿Te das cuenta lo que es eso? Un horror, escuchar poesía las 24 horas del día, no se lo doy a nadie.”

En otra oportunidad, la profesora norteamericana Mary Crow, autora de una antología bilingüe sobre Teillier denominada In the country of Nevermore (En el país de Nuncajamás), viajó a Chile exclusivamente para entregarle dicho libro. Recibida a desgano por el poeta y sintiéndose destratada, comentó luego su perplejidad ante el desperdicio de tanto talento en una persona que no creía en nada.

 

 

       

EL OSCURO OLEAJE DE LOS AÑOS

 

 

 

Desde joven, el alcohol se asoció a su vida y poco a poco, se convirtió en una pieza clave que signó su decadencia como individuo y como escritor. Salvo excepciones, sus últimos textos son pobres en imágenes y carecen de sustancia interior.

“Es mejor morir de vino que de tedio” –dijo en alguna oportunidad- y para ser fiel a su discurso bebió de una manera cada vez más incontrolable hasta fallecer el 22 de abril de 1996 a consecuencia de una insuficiencia renal.

Escrutando su vida (una infancia feliz, unos padres que los contuvieron, la dulce vida pueblerina en Lautaro, una serie de libros aceptados por el mundo literario, el reconocimiento como escritor) no aparecen motivos para que  la bebida se convirtiera en una amiga inseparable, siempre y cuando, se considere a la dicha inhallable y la ausencia de pasión como razones insuficientes.

“¿Por qué yo vivía de una manera que me provocaba un estado de magia –confesó en tono de pregunta? ¿Y por qué ahora no puedo vivir así?”

Toda su poesía en todas sus etapas, tiene esa carga de insatisfacción y de escepticismo sobre la posibilidad de encontrar lo anhelado, porque la felicidad para Teillier, podía ser “la luz de un pequeño barco/ esa luz que aparece y desaparece/ en el oscuro oleaje de los años” y apenas eso. Toda su poesía, retrató con suma belleza la pérdida y la derrota inexorable, como cuando retrotrayéndose a una tierna imagen pretérita, logró conciliar sensaciones opuestas poniendo los buenos momentos vividos, al lado de la tristeza más turbadora: “era el tiempo en que no podíamos atrapar el humo/ que es todo lo que nuestras manos pueden/ atrapar/ ahora”. Toda su poesía en suma, habla de la poquedad del momento presente, la desgarradura de vivir a medias y la certeza de que los instantes prometidos, son siempre más intensos que los que la realidad nos depara: “Eso fue la felicidad:/ dibujar en la escarcha figuras sin sentido/ sabiendo que no durarían nada”:

 

 

Leonardo Scampini

 

 

 

 

 

    

 

 

REFERENCIAS:

 

 

Muertes y maravillas. Jorge Teillier

 

Artículo “Jorge Teillier: 50 años con la poesía” escrito por Enrique Valdés en revista Lar nros. 8 y 9 de mayo de 1986 (Concepción, Chile)

 

 Revista Trilce, nro. 1, Tercera Epoca,  junio de 1997 ,número dedicado exclusivamente a Jorge Teillier (Concepción, Chile).

 

Conversaciones con Jorge Teillier. Carlos Olivárez  (Editorial Los Andes, 1993)

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFIA:

 

 

 

.  Para ángeles y gorriones (1956)

.  El cielo cae con las hojas (1958)

.  El árbol de la memoria (1961)

.  Poemas del país de nunca jamás (1963)

.  Los trenes de la noche y otros poemas” (1964)

.  Poemas secretos (1965)

.  Crónica del forastero (1968)

.  Muertes y maravillas (1971)

.  Para un pueblo fantasma (1978)

.  Carta para reinas de otras primaveras (1982)

.  Los dominios perdidos (1992)

.  El molino y la higuera (1993)

.  Hotel Nube (1996)


 

                ALGUNOS POEMAS


           

                  Otoño secreto

 

                    

                     Cuando las amadas

                     palabras cotidianas

 

                     pierden su sentido,

 

                     y no se pueden

                     nombrar ni el pan,

 

                     ni el agua, ni la

                     ventana

 

                     y la tristeza ha sido un

                     anillo perdido bajo la

                     nieve,

 

                     y el recuerdo una falsa

                     esperanza de

                     mendigo,

 

                     y falso todo diálogo

                     que no sea

 

                     con nuestra desolada

                     imagen,

 

                     aún se miran las

                     destrozadas estampas

 

                     en el libro del

                     hermano menor,

 

                     es bueno saludar los

                     platos y el mantel

                     puestos sobre la mesa,

 

                     y ver que en el viejo

                     armario conservan su

                     alegría

 

                     el licor de guindas que

                     preparó la abuela

 

                     y las manzanas

                     puestas a guardar.

 

 

                    

 

 

                                Cosas vistas

 

                                4

 

                    

 

                                Temo no verte más

                                cuando la pompa de jabón

                                que echas a volar por la ventana

                                se lleva reflejado tu rostro.

 

 

 

  

 

 

28

 

 

Se me había olvidado:

Una campanada = pasajeros del norte.

Dos campanadas = pasajeros del sur.

Tres = carga del norte.

Cuatro = carga del sur.

Esto lo aprendí una vez en un lugar cuyo

                                  nombre no importa

donde ya ninguna campana

anuncia ningún tren.

 

 


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           noticias

 

 

 

 

-Folletín de diez manos. Cada uno de los autores que escriben la novela-folletín-blog (cabrera, cavallo, santullo, soriano, trujillo), escribe un capítulo de no más de 2000 palabras. Para eso tiene una semana de tiempo. Cuando termina, envía su capítulo al encargado de hacer el siguiente. Cuando se cumplen 5 vueltas y, por lo tanto, se llega al capítulo 25, la novela se termina. Cada capítulo está acompañado de la ilustración de algún artista. Interesante.

https://folletindediezmanos.

wordpress.com/

 

 

 

 

 

 

-EE.UU y la música digital. En los pronósticos de la última edición de su reporte sobre la música grabada a nivel global, la firma Strategy Analytics anticipa un nuevo hito para los formatos digitales en el año que viene.La compañía estima que los consumidores estadounidenses gastarán $2.700 millones de dólares el año que viene en CDs, por debajo de $2.800 millones en música en línea. El reporte también contempla la situación en 2015, pronosticando que los ingresos de la música en línea estarán conformados en un 39% por descargas de sencillos, 32% por descargas de álbumes, 14% por suscripciones y 14% por publicidad.

 

 

 

 

-Cursos de música en internet. Artículos y videos para aprender a tocar o mejorar conocimientos sobre guitarra, piano y otros instrumentos. La página se llama Virtuosso (www.virtuosso.com)

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