cultura de otra especie

Entrevista

02.09.2010 19:10

 

Con Buenos Muchachos

 

EL PLACER DE TOCAR

 

 

Desde la aculturación rock iniciada en la década del sesenta, el Uruguay ha cobijado experiencias que reproducen con fidelidad los modelos propuestos desde los países anglosajones, o que variaron con el auxilio de alguna pincelada local.

Nunca se había hecho rock desde aquí, de la misma manera que alguien en New York, Londres, o Melbourne lo reformula constantemente partiendo de la herencia acumulada. Hasta que aparecieron los Buenos Muchachos.

En su música se sintetizan influencias dispersas a lo largo de las últimas cuatro décadas, generando un entramado sonoro singular. Integrada por Alvaro Garrigós (bajo), Gustavo Antuña (guitarra), Laura Gutman (batería y teclados) Marcelo Fernández (guitarra) y Pedro Dalton (voz), a fines del año 2001 el sello argentino Ultrapop editó su segundo álbum, Dendritas contra el bicho feo.

 

LA COCINA

 

 

-¿Cómo llegaron a editar en Ultrapop?

 

  MARCELO FERNÁNDEZ: Si bien nosotros fuimos a tocar a Buenos Aires algunas veces y eso ayudó a que la gente de Ultrapop nos conociera, no alcanza con que sepan de tu existencia sino que tiene que gustarles la propuesta. Esto tampoco significa que el sello piensa en llenarse de plata con nosotros; a ellos les pareció que éramos una banda que cumplía las condiciones para estar en su catálogo.

  PEDRO DALTON: Igual nos pasó con nuestro primer disco. Cuando Ayuí editó Aire Rico en 1999, Mauricio Ubal nos dijo que lo que les interesa de la banda era que no hacíamos un rock simple y que nuestra música era más tipo banda de culto, o sea, una música que a pesar de no tener puntos de contacto o cosas en común con la línea editorial de Ayuí, podía interesarle a él y a los músicos de ese sello.

-¿Cuál es el secreto de los Buenos Muchachos para concitar tal interés con su música?

  PD: Si hay un secreto, no lo conocemos. Lo que siempre hicimos fue escuchar todo tipo de música, desde música clásica hasta rock, punk, reggae, y esas diferentes influencias luego se notan. En cuanto a la forma de trabajo, alguien trae una idea y la desarrollamos buscando siempre la vuelta más interesante. Muchas veces algunos hallazgos que nos suenan extraños igual los utilizamos porque nos parecen buenos materiales.

  MF: En eso ayuda tener la cabeza abierta para probar, experimentar con todas las posibilidades y hacer una música sin prejuicios.

-A la hora de componer, ¿desechan cosas?

  PD: Sí, pila de cosas. Nosotros trabajamos sobre lo que nos gusta. No es que cada tema que se propone tenga que ser tocado.

-¿Alguien dice por ejemplo “esto no me gusta, esto no va”?

  PD: No, lo hacemos de otra forma. Hay una magia que se da o no se da. Nuestra música nace del placer de tocar, de la búsqueda de la satisfacción. Si uno de los integrantes no está tocando colgado, entonces lo mejor es abandonar ese tema. Es lo mejor para todos.

-¿Uno de los secretos de los Buenos Muchachos no es el manejo de los contrastes?

  PD: Sí, es cierto. Una de nuestras bandas preferidas son los Pixies, que justamente pasaban de guitarras tranquilas a apretar una distorsión y “darle de bomba”. Nosotros trabajamos esos cambios que, a diferencia de otras bandas de rock, nos posibilita generar partes más climáticas.

-La complejidad de las letras, ¿es una vía abierta a la imaginación de la audiencia?

  PD: Es un camino abierto, claro. Los textos tienen como una intención directa pero a mí no me gusta la cosa explícita y siempre busco nuevas maneras de decir. Las letras hablan de mi interna, de cosas que me pasan, de cosas que vivo, y las escribo de esa manera, sin pensar en si alguien las va a entender, ni tampoco buscando a propósito que nadie las entienda o que cada uno entienda lo que quiera. Lo que sí sucede es que busco la fuerza de algunas imágenes o la musicalidad del texto o la fuerza que adquiere una palabra incluida en determinada zona. No me gusta alargar una estrofa en vano. Prefiero decir una cosa en dos palabras, de manera concisa, omitiendo la escritura normal que, de seguro, ayudaría a entender más fácil pero que al mismo tiempo estropearía la melodía de la voz y la métrica de la canción.

 

 

MAL MOMENTO

 

 

 

-El momento en que se editó Dendritas… en Argentina, no fue precisamente el mejor momento, ¿no?

 

  LAURA GUTMAN: Todo el clima social imperante ni siquiera nos permitió ir a presentar el disco…

  ALVARO GARRIGÓS: Apenas editamos el disco allá y eso ha servido para entrar en la prensa argentina. Ha salido un aviso de la edición del disco en Clarín, comentarios en la Rolling Stone, en Los Inrockuptibles, y han pasado un tema en la (radio) Rock & Pop una vez. Lo ideal sería ir a tocar porque la presencia en escena siempre acompaña la salida de un disco y porque además allá nos conocen poco. Lamentablemente el momento no ayuda.

  PD: Con los pasajes que subieron al doble y lo que nos cuentan amigos de allá,  es difícil armar un toque que te saque del gasto de ir a Buenos Aires.

  MF: Anteriormente llegamos a tocar en Buenos Aires con Yo La Tengo, con Reincidentes, con Dios, con Angela Tullida, y la gente del circuito de rock habla de nosotros. Pero cualquier banda del mundo, para pegar en un mercado “x”, tiene que pelearla en ese mercado. Esa es la forma de llegar.

  AG: Y nosotros vivimos acá, trabajamos acá. Lo máximo que podemos armar es ir un fin de semana. En octubre del año pasado, cuando tocamos allá, conocimos pila de gente que de repente le comenta a un amigo “andá a ver a esa banda que está buena”. Y resulta que, desde aquel concierto, vos regresás a Montevideo y pasan más de cinco meses sin que hagas un nuevo toque en esa ciudad.

-Hay quien dice que el rock ya fue y que las salidas creativas están del lado de la electrónica, el pop o el folk. ¿Ustedes qué piensan?

 PD: El tango estaba acabado hasta que apareció Piazzolla y volvió a darle nueva vida. Ahora hay un tipo como (Daniel) Melingo que también actualiza el tango y hasta mete samples en su música. Cuando alguien plantea que el rock está quemado, es porque está quemado para él, por las bandas que escucha él. En lo personal, sigo descubriendo gente como John Spencer (N. de R.: líder de John Spencer Blues Explosion), que ha renovado el blues. Como en todos los ámbitos, están los que se modernizan, los que crecen, los que siguen trabajando, y aquellos que se quedan en una como Los Ramones, que –a pesar de que me gustan- sacaron cuarenta discos todos muy parecidos entre sí. En cuanto a la electrónica, hay gente que hace cosas alucinantes, como The Chemical Brothers o Fatboy Slim…

  MF: …y que son más fáciles de hacer.

-¿Es realmente más fácil la electrónica?

  MF: No es que sea más fácil agarrar una máquina y componer terrible tema. A lo que voy es a que, de repente, es más fácil por cómo está funcionando el mundo ahora, que está mucho más individualista. Entonces no me tengo que juntar con tres o cuatro personas para hacer esto; lo hago solo. Eso es también algo que influye para que haya un montón de gente que se encierra en una computadora para sacar un terrible producto.

-Ustedes son un grupo de sonido netamente rockero y no aparecen elementos abiertamente nacionales en la música que hacen…

  AG: Sin embargo el último disco tiene algunos finales de milonga, como en “H.I.V.” o en “Ooh uooh”.

  LG: O soniditos tipo chas chas muy metidos dentro, muy escondidos.

  AG: Con Sergio Alvarez (N. de R.: productor de Dendritas contra el bicho feo), tuvimos unas charlas en las que le decíamos que en nuestra música no había elementos de música uruguaya y él decía que sí, que teníamos mucho. Cosas como la forma de cantar, algunos ritmos, alguna milonguita que aparecía por ahí. Fue él quien nos dio la idea de que el punteo, en lugar de hacerlo con guitarra eléctrica, lo hiciéramos con guitarra criolla porque queda tipo milonga. Tenía razón: calzó justo en los temas que usamos ese recurso.

-¿Les interesa más ser una banda de rock o ser una banda abierta a toda la música?

  LG: Nos interesa la música.

 

 

Leonardo Scampini

 

 

*Publicado originalmente en El País Cultural Nº 651 (26 de abril de 2002), a poco de la edición de Dendritas contra el bicho feo, en pleno default argentino de fines de 2001.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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-Folletín de diez manos. Cada uno de los autores que escriben la novela-folletín-blog (cabrera, cavallo, santullo, soriano, trujillo), escribe un capítulo de no más de 2000 palabras. Para eso tiene una semana de tiempo. Cuando termina, envía su capítulo al encargado de hacer el siguiente. Cuando se cumplen 5 vueltas y, por lo tanto, se llega al capítulo 25, la novela se termina. Cada capítulo está acompañado de la ilustración de algún artista. Interesante.

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-EE.UU y la música digital. En los pronósticos de la última edición de su reporte sobre la música grabada a nivel global, la firma Strategy Analytics anticipa un nuevo hito para los formatos digitales en el año que viene.La compañía estima que los consumidores estadounidenses gastarán $2.700 millones de dólares el año que viene en CDs, por debajo de $2.800 millones en música en línea. El reporte también contempla la situación en 2015, pronosticando que los ingresos de la música en línea estarán conformados en un 39% por descargas de sencillos, 32% por descargas de álbumes, 14% por suscripciones y 14% por publicidad.

 

 

 

 

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