cultura de otra especie

número uno - julio 2010

                                         LAS VACAS VUELAN

<DE LA CREDULIDAD A LA CREDULIDAD: EL CAMINO DE IDA Y VUELTA ENTRE LA MENTALIDAD URUGUAYA Y LAS CANCIONES DE NTVG>

 

 

 

 

 

 

I

 

 

Son las melodías efectistas pero también los textos consonantes y contaminados de estereotipos, los que hacen que No Te Va Gustar llegue con suma facilidad a todas las zonas etáreas de la sociedad.

La sintonía fina con ítems de una identidad cultural como la auto consolación, el conformismo, las anteojeras mentales, o el pasamanos de una moral pedorra y absolutamente discursiva, habitan el paisaje literario de la más popular banda uruguaya.

Pero lo que más hay es fe. (Esa misma fe que ha trabajado como palanca vital de los uruguayos durante los últimos 30 años y que emite señales nítidas desde una programación radial infectada de adivinos, exorcistas, tarotistas y destrancadores; y que ha tenido su más potente manifestación cotidiana en la guerra cultural que los abrumadores partidarios de la “buena onda” han desarrollado sin tregua, contra todo aquel que se empeñara en mostrar la cruda realidad; y que sólo ha servido para vivir cada vez en peores condiciones pero siempre de buen semblante.) Detrás de la búsqueda de un punto de agarre en medio de la adversidad de vivir en esta parte del mundo:

 

 

 

 

                         De los mundos que se hicieron

 

                         en el tercero nací

 

                        pero eso ni me preocupa

 

                        yo soy mucho más feliz

 

 

 

está la esperanza vacua de que uno puede siempre encontrarle el lado positivo a la cosa.

Detrás del conformismo de aceptar el mal cada día en mayores dosis, y tragar saliva, y descargar hacia adentro:

 

 

 

 

                       si todo lo que te lastima

 

                       el tiempo lo hace durar

 

                       hasta que seas consciente

 

                       que no te hace daño

 

 

 

está la experiencia religiosa de aprender a tolerarlo todo, de permanecer inmutable frente al golpe, en el afán de que esa actitud mansa y servil alcance para que no se nos someta a un dolor todavía mayor:

 

 

 

 

                      si yo no se lo digo a nadie

 

                      pero me di cuenta

 

                     que pudo ser peor

 

                     que no fue para tanto.

 

 

 

Del mismo modo, tras el manto de afectividad con que una abnegada madre –o padre- cuida a sus hijos:

 

 

 

 

                    Algunos siguen dudando si existe el amor

 

                    (…)

 

                    que pensaste en nosotros primero

 

                    no te acordaste sólo de vos

 

                    para que hubiera para almorzar

 

                    y que tuviéramos en qué soñar

 

 

 

está la necesidad de creer en la existencia del amor como motor universal; y en la recámara de la dudosa moral de los semejantes, la fe ciega en que, si se actúa de determinada manera, las personas permanecen en el recuerdo de los otros y que tal acontecimiento, reviste algún tipo de valor:

 

 

 

 

                  pero me cuesta creer

 

                 me cuesta entender

 

                 que al pobre tipo no le importa

 

                 si después de muerto

 

                 nadie se acuerda de él

 

 

 

II

 

 

 

Sin escarbar tanto en la trastienda temática, puede constatarse tanto en los títulos de los discos (“Este fuerte viento que sopla”, “Aunque cueste ver el sol”), como en el mensaje literal de las composiciones de NTVG, esa imperiosa necesidad de creer. Como se entregan de brazos abiertos a valores e ideales que únicamente sirven para el refranero popular (“el que siembra vientos recoge tempestades”, “la justicia tarda pero llega”, “el que las hace las paga”), así ponen tanta fe en las máscaras personales que forzosamente, tienen que pasar del deslumbramiento a la decepción. Tal lo que se deduce de la casi permanente preocupación por el accionar de “el otro”, un prójimo que en la visión de NTVG, no calza la medida ética esperable y que en alguna oportunidad, se les cruzó en el camino y les hizo la cabeza:

 

 

 

 

                  ibas a cambiar el mundo

 

                  y no cambiaste nad

 

                  hay que remar igual en subida

 

                  que en la bajada

 

 

 

Estaban buscando una certeza, un ídolo, un gurú que les mostrara el camino, y como el individuo no fue fiel a su prédica (o no pudo, o los demás tampoco ayudan, o le piden imposibles como eso de esforzarse igual cuando todas las condiciones son favorables que cuando todo se ha vuelto en contra), ahora le exigen, se muestran despechados y anhelan a modo de pequeña venganza, que el sentimiento de culpa haga un estrago de él:

 

 

 

 

                no quiero más

 

                verte pasar

 

                sólo me quiero sentar a esperar

 

                que saltes al vacío y que no vuelvas nunca

 

                y que toda tu vida te mate la culpa

 

                de haberme robado una parte del alma

 

 

 

III

 

 

 

Moderada, vital y entendible a veces, la cuestión de fe de la banda uruguaya en ocasiones se pone tan extrema y pasada de cuerda, que las palabras pierden todo contacto con la realidad:

 

 

 

 

                Él sigue solo y sin rumbo

 

                no tiene más que perder

 

                que no le sigan pegando

 

                que un día va a reaccionar

 

                y el que está arriba irá abajo

 

                no va a quedar ni uno suelto.

 

 

 

Ya había cantado Daniel Viglietti aquello de “nada nos queda y hay sólo / una cosa que perder” y sin embargo, la gente que perdió su casa, su cuenta bancaria, su buen salario, su buen pasar, su libertad, sus seres queridos y/o sus mejores sueños, dijo clarito “me queda perder la vida” y para conservarla alcanza y sobra con estarse quieto.

Nada más que por eso, el ser humano es capaz de arrastrarse eternamente, soportando las peores cosas sobre sí, y a sabiendas de que es poco probable que el hombre reaccione, están los que desde posiciones de poder, aprietan cada vez más fuerte el nudo. ¿De dónde saca NTVG que en un tiempo prudencial, el tipo de gente que pisa estas tierras tendrá un gramo de resto para reaccionar?

Acaso del deseo de que al fin suceda, o como manera de responder artísticamente, a la catástrofe social generada por el último gobierno del Partido Colorado, que en buena medida, anticipaba su momentánea desaparición de la escena gobernante:

 

 

 

 

                  ya se van

 

                  y les enferma la idea

 

                 de no lograr

 

                 robarnos lo que nos queda

 

 

 

No está expresado claramente pero en el “ya se van”, subyace la idea de liberación del mal y el obligado arribo de un representante del bien. Allí la ingenuidad se puede inventariar: 1) creer en la existencia de los partidos políticos como representantes de distintos intereses sociales y no como la mascarada de esos intereses, 2) creer que hay quienes vienen a gobernar para apropiarse de lo que no les pertenece, cuando más sencillamente se trata, de una tarea que es preciso realizar (igual que la que viene llevando a cabo el actual elenco gubernamental), y 3) creer que los que se van no pueden algún día volver.

Pero a NTVG se le caía la baba por lo que estaba por venir y entre un collar de perlas de disparates catárticos (“saben que estamos cerca / y no se nos van a escapar / hace rato que están muertos (…) / ya lo saben / tienen miedo / porque están a punto de perder el control / a manos de la reevolución”), llegaron a pintar un cuadro futuro de colores y contornos inverosímiles:

 

 

 

 

                 

                   ya pasó, la tormenta ya pasó

 

                   para nosotros, para vos no

 

                   esas manos están sucias y tu conciencia peor

 

                   no vas a salir ileso

 

 

 

En primer lugar porque la tormenta sigue para los incontables marginados que habitan las calles de Montevideo, y para la gente que no le alcanza con lo que gana para comer, y para los miles de jóvenes que se siguen yendo año tras año del país; y en segundo lugar, porque a los que integraron el gobierno de Jorge Batlle, se los ve sanos y salvos con a lo sumo algún procesamiento sin prisión, y todo el fato delincuencial al que se refiere Noteva, durmiendo la siesta del olvido.

Queda la mala consciencia como consuelo de algún posible castigo, si es que hay alguien que aún crea, que los malos por las noches no pueden conciliar el sueño.

 

 

IV

 

 

Tanta inocencia me hace acordar de aquella tira de Quino en que Felipe decía cosas de un candor tan sobrenatural, que Mafalda tuvo que cortarlo con un  “si a vos te dicen que las vacas vuelan, lo creés”.

Y aunque Felipe se enoja y sale de escena como no compartiendo el juicio de Mafalda, en el último cuadro, por las dudas, levanta los ojos y mira hacia el cielo.

 

Leonardo Scampini

 

 

 

 

 

Poesía de Ketty Lis

 

 

LOS NOMBRES ESENCIALES

 

 

 

 

 

Si toda palabra poética aflora desde esa región de la naturaleza humana conocida como el alma, en Ketty Lis es además su objeto recurrente. Desde allí habla. Sobre sí dice. Como un búmeran que sale de su centro y vuelve, en su trayecto autoriza breves intromisiones racionales que contribuyen a perfilar la situación de ese espíritu, en medio de un mundo desproporcionadamente material.

 

Anhelante, excesiva, maravillada. Desamparada, amurallada y develadora. Libre para poder extraer el jugo de su tránsito por la vida. Libre para dilapidar sueños, y que después vengan todas las sensaciones, y que luego el horizonte se amplíe más allá de la experiencia ordinaria, y que eso se vuelva poesía: “He cerrado / la / ilusión. / Alterada. / Amplificada. / Manoseada / y crucificada / en su desmesura”.

 

En ese escudo instalado como cerco sobre los sentidos, habla un Yo confesional que en el ojo postrero de los equívocos propios, enhebra la idea de una circunstancia limitada por la cordura de los otros. Y es que hay dos partes en la esencia de las cosas y en muchos de los textos de Ketty Lis, esa certeza tintinea como vintenes que van cayendo en un pocillo lleno de monedas. Así, la eterna fricción contradictoriamente complementaria del par de opuestos, se vuelve metáfora del amor en la luz lunar que reflejada sobre el mar, se quiebra por el “azaroso paso de una nube”; o la alegoría “cementerio espacial / donde los gestos se cincelan solos” introduce un espléndido cuadro de la memoria, en un texto donde el tema es el choque entre pasado y presente.

 

Otros poemas contrastan la obsesión por lo absoluto con la magia que anida en la imperceptible relatividad de un dato cotidiano, o exhiben la confusa trama de sentido instalada entre sociedad e individuo, o ponen a rodar el par dialéctico naturaleza – artificio en la sugestiva figura del “pasto adormecido en el fondo del asfalto”. El propio lenguaje poético manifiesta esa doble carga, desde una sencillez discursiva del todo engañosa  parida al lado de un orden gramatical que transpira ensimismamiento y complejidad.

 

VIAJE A LA HONDURA

 

En la producción literaria de Ketty Lis sorprende el terreno que pisa y la profundidad a la que llega. Un poema como “Horas diurnas” por ejemplo, es vehículo para intuir su arte poética y a la vez señalar su empeño personal de perseguir el misterio de la existencia hasta atraparlo: “Se agosta el surco / y se desciende / a una planicie sin principio / para hallar la palabra / que contenga el silencio. / Ella se acerca / tan cerca / y huye”. Y si a veces se le escapa el pez en el momento justo de morder el anzuelo, en otras muchas ocasiones regresa con un rosario amargo de certezas: “Murmullo en el centro / quebrado / de un núcleo vivo. / Lamento que turba. / Espejo de mano / arrojado al piso. / El Yo. / Qué inermes / estamos”.

 

La unidad es multitud. Así como la física atómica fue topándose con más y más partículas detrás del hallazgo de cada porción de materia en apariencia primaria e indivisible, en el subsuelo más turbio y enigmático de la persona parece haber un coro de voces irreconocibles. Fragmentado, con la sensibilidad acorazada “sobre un camalote a la deriva”, el hombre contemporáneo aparenta tener el control de los diferentes niveles decisorios de su ser. De ahí que siempre se lo perciba más cómodo en los brazos del enigma que en los de su dilucidación: “Los infinitos planos móviles / alterando / la móvil lucidez / aterran / mucho más / que los espacios infinitos”.

 

Nacida en Santa Fe (Argentina), Ketty Alejandrina Lis ha sido traducida al francés, el inglés y el italiano. El primero de sus libros (Imaginaciones, Marymar Ediciones 1987) es un ejercicio de estilo casi adolescente que se ve redimido por la exquisita madurez de Cartas para Adriana ( Marymar 1992). Premiado por la S.A.D.E. (Sociedad Argentina de Escritores), en sus páginas se apuesta por una estética totalizadora donde cada palabra trabaja a favor de la idea que sostiene el poema.

 

Piedra Filosofal (Ediciones Último Reino 1997) en cambio, expone una mayor dispersión. Las frases se disparan en diferentes direcciones muchas veces inconexas (la evocación de un evento, la descripción del ámbito que rodea al individuo, la manifestación de un deseo) que contribuyen a potenciar el segmento donde asoma la médula de sentido del poema. En ese centro arraiga la mayor cualidad de la poeta argentina: poner en palabras precisas el nebuloso e inapresable mundo interior.

 

Como cuando en uno de sus párrafos más bellos, y refiriéndose a sus propósitos y  afanes mayores, se apropia de hallazgos sublimes en el campo literario que explican lo que no ha podido ser alcanzado en la vida: “Busqué la belleza / en las buenas formas de las cosas poseídas / pero más mucho más en las deseadas / sin pensar que lo extenso y lo profundo no se tocan”.

 

De hecho, si el arte de la poesía pudiera compararse con el juego de la arrimadita, los textos de Ketty Lis están entre los que ponen la piedra más cerca de la pared.

                                                                

 Leonardo Scampini 

 

 

 

 

 

 

Joel Peter Witkin

 

BELLEZA AMERICANA

 

Su arte fotográfico es de otro tipo. No le interesa capturar el instante decisivo de la vida en movimiento ni tampoco técnicas como el collage. En cambio, utiliza algunos procedimientos que le permiten modificar la toma en el momento de la exposición de la imagen sobre el papel, o en el revelado mismo.

Los temas elegidos, al igual que los modos de composición, logran la conmoción del que mira y quieren ser testimonio artístico de una época.

"Busco -dice Witkin- llegar a una zona emocional profunda dentro del espectador. Y habiendo tocado ese lugar, mi esperanza no sólo es mostrar la locura de nuestras vidas, sino también que históricamente, mis obras reflejen esta época diversa y desesperada."

 

HUMANIDAD FREAK

 

Nunca tanto como en la fotografía de Joel Peter Witkin, la forma y el contenido alcanzan a dar un giro sobre sí mismos como si fueran dos caras de una misma moneda. La atrocidad de lo retratado se desborda y gotea por la truculencia de una estética recia y oscura.

Como en un circo de personajes extravagantes, sus fotografías muestran la cara oculta, lo discriminado, aquello que la especie humana mantiene a kilómetros mentales de distancia: hombres mancos, jorobados, mujeres barbadas, transexuales, cadáveres, gente con deformaciones genéticas o víctimas de accidentes.

 

Una lectura apresurada podría entonces, decir que Witkin es un sádico morboso que se vale del arte para sembrar su insanía o, que es un hábil mercader que ha conseguido convertir lo repulsivo en producto de venta. Y si todo eso puede ser cierto en parte, existe también la virtud de descubrir una veta inexplorada y la de hacer visible seres radicalmente diferentes en su contextura física a la noción aceptada de normalidad, o cuadros de situación que la sensibilidad media rechaza. O sea, lo que casi todos prefieren barrer debajo de la alfombra.

Muchas de sus obras sólo provocan el fuerte impacto de lo imposible de imaginar que exista, como la mujer con dos pezones en una de sus senos, o las hermanas gemelas unidas por la parte superior de sus cabezas. En otras, el impacto es absorbido por una potencialidad estética mayor como en “Le baisier” donde dos cabezas de viejos decrépitos se besan en un encuadre simétrico realmente sugestivo, o como en “Leda”, donde el surrealista prototipo humano posa con su terrible deformidad en medio de un paisaje más surrealista aún.

“Soy un retratista de las condiciones del ser" -explica y para conseguir sus modelos, acepta propuestas de quien crea tener su parte rara o repulsiva, pone avisos en internet solicitando tipos humanos determinados (como mujeres atractivas y sin brazos, gente con colas, cabezas de alfiler, brazos o piernas adicionales) o directamente va al encuentro de lo que necesita como cuando realizó el “Hombre de vidrio”.

En esa ocasión estaba buscando un muerto de esos que el personal de la morgue recoge todos los días de la calle y tenía que ser alguien especial, alguien que irradiara cierta fuerza desde su rostro. Para ello fue a la Ciudad de México y pidió colaboración a los recogedores de cadáveres para que lo ayudaran a hallar su modelo.

Ellos aceptaron no sólo avisarle telefónicamente cada vez que tuvieran los cuerpos sino que se comprometieron a acomodarlos con cuidado para que no se les rompieran las narices cuando los cargaban en sus camionetas, cosa que en el apilamiento sucedía con bastante normalidad.

La opción fue por un punk que Witkin intuyó como el modelo apropiado: su mirada tiene un dejo de bondad o una comprensión abarcadora como si fuese un Cristo o como si ya hubiese conocido la verdad más profunda y su cuerpo   sentado en una silla, expone sobre su tórax las costuras que vuelven a unir la incisión provocada por la autopsia.

              

“Abundancia”, en cambio, muestra una modelo que ofreció posar. Se trata de una mujer a la que el fotógrafo norteamericano colocó sobre su cabeza flores, frutas y perlas. Ella no tiene brazos ni piernas y seguramente por esas carencias fue abandonada por su madre al momento de nacer.

 

FRICCION EN EL CUARTO OSCURO

 

Durante la segunda mitad del siglo XX, las diferentes manifestaciones artísticas experimentaron cambios drásticos en sus lenguajes. Los puntos de partida comenzaron a ser otros y todo el planteo resultante chocó con los tránsitos anteriores. La fotografía que no fue ajena a estos cambios, se otorgó a sí misma la libertad de jugar con nuevas posibilidades. El abanico se abrió y en un punto dado, mucho de lo descartado o lo nunca avizorado como posibilidad, comenzó a serlo.

La obra del fotógrafo norteamericano no sólo consiste en conseguir un modelo, ubicarlo en una pose determinada y agregarle elementos como flores, cisnes o antifaces sobre los ojos (que cumplen la función de dulcificar lo terrible de la imagen propuesta), sino que se extiende hasta el proceso de revelado.

 

         

Witkin rasca el negativo, lo corta, pone un tejido encima del papel que va a absorber la imagen y mientras la misma se va imprimiendo, rocía lloviznas de químicos y agua, consiguiendo así una fusión de tonos y espacios. Luego de la exposición del negativo, el papel se somete al procedimiento químico final para obtener la imagen y en esa instancia también, busca cambios marcando el papel o arañándolo. Finalmente cubre la fotografía con cera de abejas caliente y pule el papel. A veces amarillea la fotografía para que parezca vieja y como buen perfeccionista que es, ensaya una y otra vez sobre varios negativos de una misma toma hasta estar conforme con el resultado.

Quizá allí pueda encontrarse una explicación, para los notorios puntos de contacto que la fotografía de Joel P. Witkin tiene con la pintura: la manipulación. No se trata solamente de un ojo que ve tras la cámara, sino del mismo ojo mirando lo ya visto y permitiendo que su mano lo altere a gusto.

 

joel8.jpg Joel Witkin image by queenbeee420

 

CAZADOR

 

Joel Peter Witkin nació en Nueva York en 1939. Hijo de padre descendiente de judíos rusos y de madre católica, la educación religiosa fue una de las especies con las que se condimentó su niñez. Relacionado con su vocación y con su interés por lo mórbido, hay tres hechos en su infancia que fueron casi señales en el camino.

El primero sucedió mientras salía del edificio donde vivía junto a su madre y su hermano. Al llegar a la calle oyó el sonido de un choque , vio a los tres automóviles allí con gente adentro llorando, gritando, pidiendo auxilio. En medio del gran alboroto, el pequeño Joel se soltó de la mano de su madre y llegó a presenciar entre los autos volcados, la cabeza de una niña que iba rodando.

El segundo hecho ocurrió en el ámbito laboral aprendiendo el oficio de su padre, y tiene como protagonista principal a un ojo que ve de tan cerca que puede sentir la agresión del objeto sobre sí mismo. "Mi primer trabajo consistió en romper vidrio (...) Naturalmente no teníamos protección. Durante las primeras dos o tres horas de estar rompiendo vidrios se me metió una astilla en el ojo. Mi padre la sacó. Tenía unas manos inmensas. Me dobló el párpado para atrás con el palito de un fósforo de madera -sus manos olían a masilla , puros y mugre- y retiró la astilla. Esa astilla se había incrustado en la parte blanca del ojo, y yo me estaba volviendo loco. Sin embargo, esa fue la comunicación más cercana que tuve con mi padre...”.

La última señal apareció en un sueño. “Unos ángeles radiantes –recuerda Witkin- veían como salían de un chorro de luz, las almas de los niños que cantaban alabanzas a dios. Cada niño llevaba impreso en una tablilla su futuro. Pero había un niño descontento, un bebé rebelde al que los ángeles advirtieron que iba a ser un ‘cazador de oscuridad’. El niño tenía en sus manos un objeto y ese objeto era una cámara fotográfica”.

 

Leonardo Scampini

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Con el Trío Vilardebó

 

ESPÍRITUS EN EL MUNDO MATERIAL 

 

Es muy raro hallar propuestas enteramente instrumentales que a la segunda o la tercera canción, no comiencen a aburrir por la ausencia de variantes de conjunto y la práctica de un virtuosismo instrumental montado a caballito de un lenguaje arrugado y sobreexpuesto.

Con esa lógica como marco general, cada tanto aparece una formación como el Trío Vilardebó que concita el interés del primer al último track del disco, con labores instrumentales fuera de línea, y cuyas voces se intercambian de manera permanente entre función solista y función sostén.

En la música que hacen está la respiración de la búsqueda, el arrebato del vértigo, y el espíritu lúdico de lo que se hace por puro disfrute. Su primer registro (“Ojos territoriales”) de hecho, no vino al mundo desde un impulso propio por grabarlo sino, de la invitación cursada por el director del sello Perro Andaluz.

 


                                                                           
                                                                        

 

-¿Cómo se dio eso de que los llamaran para hacer un disco?

 

Sandro Trombotti-Fue increíble...Nosotros estábamos en la sala de ensayo acomodando los equipos porque el sábado teníamos un toque, y de pronto llama Ángel Atienza proponiendo grabar un disco ese mismo sábado, día que tenía el estudio de Sondor a disposición.

 

-Para que eso pasara, Atienza debía conocerlos de alguna forma...

 

Daniel Tolosa-Él asegura que no, que tenía referencias nada más de algún toque nuestro en Espacio Guambia. A nosotros nos pareció una cosa muy loca pero como todo lo nuestro es hecho sin pensarlo demasiado, le dijimos que sí, fuimos ese sábado, y en siete horas lo grabamos.

 

-Lo sucedido parece indicar, que sin la incidencia de un factor externo ustedes no tenían apuro por grabar. ¿Hacer música tiene más que ver con el goce y con el juego?

 

 

S.T.-Totalmente. Nosotros tocábamos más que nada para nosotros y creo que en un gran porcentaje sigue siendo así.

D.T.-Lo lúdico está presente siempre, nos parece básico. Nosotros teníamos la idea de un disco, de plasmar lo que teníamos pero no inmediatamente; de repente podíamos pensarlo como una empresa un tanto utópica para el lapso de un año, pero se dio esto y el disco salió.

 

-Lo primero que me sucedió al escucharlos fue encontrarme con una música nueva para lo que es la generalidad del rock en Uruguay. ¿Ustedes tienen esa misma sensación respecto a lo que hacen?

 

Daniel Pereira-A veces uno tiene que bajar un poco a tierra con esto de sentir que está innovando o encontrando cosas. Igual tomamos como punto de partida la autocrítica constante, somos de cuestionar cuando sale algo, revisamos el swing, la melodía, si la composición suena a otra cosa. Somos muy críticos y eso favorece el pulido del trabajo.

 

-Tal vez sienten que hacen algo nuevo y les parece que queda mal decirlo...

 

D.T.-La propuesta básica del trabajo nuestro es la experimentación con el sonido. Nosotros nos basamos en desarmar estructuras y en vez de fusionar, buscamos fisionar. Partimos de allí y el recorrido nuestro de buscar cosas nuevas, se va condensando en determinados puntos. Eso son las composiciones nuestras: determinados puntos de condensación en el tiempo espacio, con cosas que son parte de nuestra búsqueda. Si son totalmente originales o no, eso ya es discutible.

 

-En general los músicos dicen que sus creaciones brotan con naturalidad. En el caso de ustedes, ¿pesa más la espontaneidad o la búsqueda conciente?

 

D.P.-Me parece que hay un vínculo primario de cada uno de nosotros con el instrumento y ahí es donde se cocina gran parte de lo que pasa después como trío. Nosotros tenemos un punto de partida bastante común porque los tres nos relacionamos con el instrumento tratando zafar de las estructuras preexistentes. Tenemos gustos distintos pero hay un agarre del instrumento que es similar, y eso es lo que da esa impresión en nuestra música de un poco de aire fresco.

D.T.-También está el diálogo entre los instrumentos, que están conversando todo el tiempo. Se proponen, se muestran, se acercan, se separan, aparece un instrumento que propone otra cosa, alguien lo recibe y devuelve otra cosa a su vez. Me parece que funciona más para ese lado.

D.P.-Yo creo que hay siempre un registro pensado. Uno toca improvisando y después piensa, y es tan bueno no pensar durante la composición como pensar después que está encaminada. Sobre todo uno piensa el tema de los silencios: dónde tengo que salir, dónde tengo que entrar, donde tenemos que trabajar juntos o separados, dónde tenemos que poner la cuotita distinta.

 

-Al principio comentaron que ustedes tocaban para ustedes, y me parece que allí hay una clave interesante referida a la música que hacen, desde que dos terribles escritores uruguayos como Idea Vilariño y Juan Carlos Onetti, también decían escribir para sí mismos.

 

D.T.-Lo que pasa es que si vos no te gustás a vos mismo, estás frito, ¿no? Convencerte primero a vos mismo es fundamental.

D.P.-En lo personal rescato, lo que mucha gente con un oído más fogueado en lo comercial decía años atrás sobre nuestra música: “vó, eso que hacen es horrible, es espantoso”, porque justamente se trata de jugártela contra esa adversidad cuando estás haciendo cosas en las que vos crees. Uno puede frustrarse con ese tipo de comentarios, o puede dejar de tocar o empezar a hacer cosas más instituidas, o seguir su rumbo. Yo sé que soy espantoso para mucha gente y que para otra gente no lo soy.

 

ENSAMBLE DE GENERACIONES

 

-¿Se consideran una banda de rock?

 

D.T.-¿Sabés lo que pasa? La bolsa del rock es enorme. Está Elvis Presley y Living Colour y son totalmente disímiles. A mí las casillas me resultan medio fastidiosas y no sé si podría decir que somos una banda netamente de rock; te podría decir que hacemos música.

 

-Los integrantes del trío pertenecen a dos diferentes generaciones. ¿Se les hizo difícil la conjunción?

 

D.T.-Yo en principio tocaba cosas con todo mi espíritu de los setenta -cosa que no puedo negar porque me desarrollé escuchando música en esa década- y ellos tocaban otras cosas diferentes salidas de sus cabezas ubicadas en los años ochenta. Son como dos bloques de formación diferente que cuando empecé a tocar con ellos, me producía determinada resistencia. Pero después me di cuenta que lo que se generaba, era un total enriquecimiento del resultado porque a las cosas que ellos proponían, yo les agregaba un enfoque desde la perspectiva que ellos no tenían, y a las cosas que traía yo, les pasaba lo mismo porque yo en la década de los ochenta, medio como que cerré, como que apagué la radio. Yo proponía algo y visualizaba determinada cosa con un espíritu totalmente sinfónico, y ellos venían y me lo planchaban con una cosa totalmente diferente, y el resultado me comenzó a gustar.

 

-Después que pasaron los ochenta, ¿no te interesaste en retomar lo que habías decidido no escuchar?

 

D.T.- ¿Sabés que no? Yo prefiero mantenerme virgen respecto a eso porque de esa manera, ellos me sorprenden siempre.

 

-¿Tocás con gente de la generación que te sigue porque no encontraste en tu generación quién te siguiera la cabeza?

 

D.T.-Lo que no encontré nunca antes de conocer a Daniel y a Sandro, es gente con ganas de incomodarse en buscar cosas nuevas. Siempre eran excelentísimos músicos que repetían estructuras seguras porque preferían saber que pisaban tierra firme y no había posibilidades de resbalarse.

 

-¿Qué visión tienen del actual movimiento de rock nacional?

 

D.T.-Encuentro que hallaron una receta en esta década, con muchas facetas, y están presos de esa receta. Que a lo que hicieron no pueden darle un desarrollo a futuro, ya porque están presos del éxito y tienen que repetir cosas para poder seguir teniendo éxito, o porque el modelo llegó hasta ahí.

D.P.-Yo no soy de comprar discos originales de bandas uruguayas pero si tuviera que hacerlo, me compraría un disco de Viglietti, de Fernando Cabrera o de Leo Maslíah, no pensaría jamás en alguna de las tantas bandas instituidas.

 

-¿Presentaron el disco? ¿Tienen próximas fechas de toques?

 

D.T.-El disco lo presentamos en la Sala Zitarrosa y el 23 de julio tenemos un toque previsto en la Sala Torres García, junto a unos artistas brasileños que hacen una música tipo ambient.

 

-¿Van a seguir de futuro haciendo música instrumental o tienen cosas para decir a nivel textual?

 

D.T.-La puerta de la parte vocal no está cerrada. No hemos dado con el punto que calce con lo que hacemos, con la expresión vocal que calce.

 

Leonardo Scampini

 

 

 

 

 

Ketty Alejandrina Lis

(Estos poemas pertenecen a Líneas de Fuga, libro inédito)

 

 

 

 

BOCA MUDA

a Domingo Martínez Castilla


Boca muda
¿boca-fauces al acecho?
no no
muda
muda
labios en doma y aplanados
brazos como ramas de los sauces
se confunden y beben la savia de sí mismos
todo musgo las piernas.
Impresiones digitales
¿lenguaje del código genético?
¿cifra de herencia de otras vidas?
ni aquí ni allá somos un nombre
sólo un número o transparencia en clave.

Corre Anikó, mi niña, corre
y ofrécete a quien te ofrezca más
porque tenemos hambre
los circos con enanos y payasos aún no se inventaron
eso vendrá más tarde
cuando se canse el arte de decir que es para todos
cuando óleos y esculturas
sigan valiendo más que un desdichado
nacido de hembra
loba solitaria y madre
andrajos por galas alisando el suelo
de granito la lengua
de borrachos repletas las tabernas
gritos a granel
pechos y nalgas manoseados
prodigio de cosechas en las eras
en los feudos
mendigos en los campos
y mucho vino en jarras de hojalata
atan con un cordón que dobla las esquinas
la vida a la materia

¿Qué es lo real?
¿este rostro con nombre y número en su documento?
¿aquel otro que se cubrió con pieles de carnero
o ese que bajando el puente levadizo de un castillo de Bretaña
salía a cazar ciervos?
¿perteneció a algún clan
luchando por el mismo ideal de William Wallace
en las montañas de la ancestral Escocia?
¿aulló hasta quebrar los dientes en la hoguera?
¿usó blusa de fino encaje? ¿gabán de terciopelo?
¿ayudó a preservar algunos alimentos?
hilera de vasijas
dádiva de frutas secas
punta
filo
un puñal
y la muerte negra y loca
construyendo inexorable la explanada.
--Metzadah todo se ha perdido
nada ha valido nada
no se purificó el desierto
sólo hemos trazado un círculo engañoso
donde duerme mi cuerpo entre otros cuerpos
pero estoy aún aquí en la planicie
guardando para mí y protegiendo
la transparente belleza de tu aire--

Todo es sueño soñado en la epidermis y por debajo
el cauce es continuado y se deriva
desde el tramo más caudal del precipicio.
Velo tras velos se espesan y recubren
hilos distintos para la misma urdimbre
añorando la luz que fue el principio del principio
la libertad perdida
la inocencia.
Volver la boca muda
¿para qué al acecho?
miren
tenemos todo aquí
tenemos esta lluvia que corre por encima del rojo-lila-rojo
negro-rojo derramándose en los cuartos
a cielo abierto
miren
tenemos nada aquí
y cómo se hace
tierna tierra maternal ajusticiada
contrapuesta al viaje de regreso
entre un cielo de maleza y un oro de melaza
y cómo se hace
si los brazos-ramas hundidos en el tronco de los sauces
bebiéndose las pestilentes aguas de ellos mismos
van haciendo piruetas igual siglo tras siglo
como si ayer siguiera siendo hoy
hoy
bóveda y sol en la misma curvatura
el cielo y la idea de ese cielo
el agua en alfabeto
el alfabeto nadando sobre el agua
¿la carne es débil?
¿a quién se le ocurrió afirmar a manera de un axioma
tamaña tontería?
la carne es por completo frágil frente al tiempo
él sí que se derrumba débil
línea de flotación delgada
hundida en el pasado sin palas ni semillas
sin posibilidad alguna de cosechar las mieses.

¿Y cómo se hace sino dejar muda la boca
ajustar tela adhesiva a los dos párpados
y pesar como quien pesa un fardo
el espumoso granito de la lengua?



PRIMERO DE ENERO

Las burbujas escapan de la copa
como reducidos globos de cumpleaños
las semillas de sésamo
se abren en abanico al bálsamo
de no tener la cara al rojo vivo
¿aleja el agua su orilla
o el agua es lija de papel se convierte en tiempo
y la erosiona?
Las luces niegan su abandono
parezco flotar como en un sueño
y nada da la sensación de ser real
¿habrá por aquí plumas de ave del paraíso?
Creo que sí y se confunden
con la miríada de ojos
leyes no inmutables sin embargo
que titilan y titilan.
¿Hacia dónde la suavidad del viento
hamacando la ropa menuda
en el balcón?
A través de la comba de la terraza
sobre la pared
un mapa de Asia cubierto de horas
parece mirarme
(de Asia nada menos qué estará haciendo aquí
en un departamento para turistas
en este rinconcito de América del Sur)
y da la sensación de mirar también
a la joven japonesa del dibujo
bebiendo té la expresión ausente
a años luz de Hiroshima
de Nagasaki.
Color forma profundidad y movimiento
garantizan la visión no la mirada
¿todo lo que no está estará en otra parte?
Saber que se nace
que se muere
que no hay cinta de Moebius.
Saber que se nace
que se muere
en la cinta de Moebius.
La línea recta dibujada ¿qué entidad tiene?
las perfectas líneas rectas forman un ángulo perfecto
(si quisiera acariciarte Rudolf
sólo rozaría la pantalla de TV)
pero en Delfos
se inclinaría con veneración la pitia y te diría oh Apolo Peán
aún sin ser hermano de la lira.
La postura los saltos
pareciera que nada de lo humano está atenuado
en tu majestuosa armonía majestuoso tártaro.
Las sirenas de los barcos
saludan el primer día del año
¿pero de cuál?
Tal vez las burbujas emergían del agua
cuando John escribía sus cartas en verso
y las semillas de sésamo se abrían
bajo la tierra que guarda
lo que la tierra quita.
¿Respirará la muchacha del cántaro
que desde la porcelana mira?
Las plumas de ave del paraíso
siguen suspendidas
perdidas
aunque pronto
muy pronto habrá un adiós para el verano
pronto
muy pronto vendrán las hojas rugosas
las ariscas ramas del otoño
donde seguiré esperando un tiempo de mí
para mí.
El prisma o la esfera
no necesariamente caen de lo alto
porque en el molde interno
no hay traducción posible
¿he de llegar siempre tarde a las citas?
La ciudad está ahí
el mar está ahí
pero es excesiva esta ventana
es excesiva mi habitación en este punto oscuro de la madrugada.



BAJO CONTINUO

A Marta Cwielong

La tarde parece andar morosa en el Torreón del Monje
luego un lago
lejos
lujo del verano
en el rosal solitario calle abajo
varilla de ámbar encendida por el mar cercano y rumoroso
y arriba
vaho y vida entre los músculos
olor salobre
áspero.
La tarde parece patinada en ocre
por un fogoso foco que espléndido circunda el círculo lunar
más allá de la escala que espera para alzar su vuelo sin un rumbo estable
subida al velamen de los barcos.
Cerca un chiquillo solitario
el sueño suave
la cara sucia
tristeza
en la fotografía de la adolescente
con sombrilla de encajes y pamela blanca
un caballo galopando
al conjuro liviano de los bosques
su espíritu herido de morado en la serena blandura de la arena.
Lo salvaje del caballo se estremece
se asoma a una casi noche enrojecida
donde debiera lucir el arco iris
para esta joven que mira desde un pasado sin retorno.
Dónde habrán ido sus criterios
dónde sus contradicciones
porque bien pudo compartir
el rígido ritual de la mesa familiar
y hacer secretamente el amor a la hora de la siesta
al amparo de los árboles del parque
del agua clara saltarina de la fuente
en un palacio entre luz humosa.
Es posible también que haya celebrado su boda ante un altar
abarrotado de figuras
a veces valiosa presencia de lo artístico
siempre inútiles
y ser una elegante dama en Buenos Aires, Londres o París
aunque su cuerpo se ha desintegrado igual
con la custodia de un ángel de mármol de Carrara
comprado carísimo en Italia.
Perdió de todos modos la burbuja del misterio
lloró de todos modos la huida del misterio
al entrar en los sueños dulces
turbios
que en las mañanas se deshacen.
Fue ciertamente hermosa y quizá murió muy joven
o quizá soportó la ancianidad cegando el cristal de sus espejos.
¿Su libro preferido habrá sido la romántica historia de `María'?
Por qué la taiga si hasta ayer parecía florecer la primavera
prometiendo sembrar un ramo de jazmín
sobre sus párpados
¿Tal vez pudo internarse
en la profunda y bella fronda de La Sonata a Kreutzer?
Es posible que en algún momento un ojo zarco detrás de los azogues
espesa tundra interna
demiurgo en sí
haya escuchado el latido del océano
presumiendo
apresurando
la certeza de que no había demasiadas diferencias
salvo una simple y lineal cuestión de circunstancias
con aquella muchachita marchita y tan callada
que tanto se esmeró en cuidar su guardarropas
a quien le regalaba sus prendas de interior
algunas de sus blusas
algunas de sus faldas
y sus zapatos viejos.
Su sola transparencia
cardo ancestral
perdida zarzamora
sólo puede mirar el andar bullicioso las madrugadas
asomada al paredón interminable de la Recoleta.
Es posible

imaginar en ese rostro terso de la adolescente
fotografiada con sombrilla de encajes y pamela blanca
rojas ramas en el roble
que sostienen la saliva volátil de los vivos
la soledad esteparia de los muertos
aunque la magnitud del tiempo se pierda sin consuelo
en la zona movediza de un desierto fugaz
donde la historia de cada historia personal se esfuma
en la hora del estruendo sin estruendo
en la hora del silencio con silencio
en los bordes imprecisos de la noche
madrugada al caer
mientras los arbolitos de la calle están sin sus tutores
esqueletos de hierro
pintados sin imaginación de negro
basural de latas vacías de cerveza o coca cola.
Tristeza
galope fantasmal en la fotografía de la joven
que alguna vez caminó por las mismas veredas que nosotros
pura transparencia hoy su rostro
a pesar de la bella sombrilla de encajes y la pamela blanca.



CALOBE

Una vieja y aún bella mujer
que se mece y en su balanceo
pareciera que canta un extraño canto
al sendero calmo de la luna andando sobre los tejados
cuece en su marmita un ajado cuento
que cuenta una historia
una historia de aura expandida
y en el cuento que cuenta vibra
se desborda
la plana estructura de honda negrura
temerosa como la mirada de un ciervo acosado
desde el día en que Diana acertó su flecha
tiró la esperanza a los tigres
y ellos se ensañaron
le enseñaron
a esconder sin piedad la inocencia.

Calobe su nombre
hermoso como un dios
encerrado en sí mismo como un sueño
de hinojos detrás de una pared escindida por la duda
de no saber con certeza
nunca saber cómo es
por dónde se desliza
la mansa liviandad de la coherencia.
Por entonces Londres
apretaba su agonía hasta hacer saltar sus dientes
¿una sirena? Correr correr hasta el refugio
en orden
primero niños y mujeres
luego a despejar escombros. Y no llorar
que no hay un solo sitio en la ciudad para más lágrimas
París era cualquier cosa menos una fiesta
Arco de Triunfo sin triunfo
pasos de ganso de horror
alfabeto en sombras
donde la Torre seguía altiva como siempre
y la sangre
lirio partisano hacia los cuatro vientos
se abría en una flor carnosa
carnívora
morada desnudez en la inútil nave de los templos
¿La radio? Equivalía a muerte
lluvia
barro en las trincheras
los que no tenían que pasar pasaron línea Maginot
y el puño cerrado
delgado spitfire más acá del océano
olvidó la perilla en el golpe
"--cállese, le digo, cállese carajo
Escocia está lejos tan lejos de aquí
cerca está tan cerca de obuses y muerte
y una carta no podría reemplazar a Will
te veo primo-hermano-amigo aún de pie
envuelto en tu tartán el kilt al viento".
Severa obstinación de los alisos.

La vieja y aún bella mujer
mira el horizonte sin ver su marmita
resplandece mientras en las sienes
pega con saliva hojas de rosal
bueno al parecer para aliviar jaquecas
¿el lago Dallas seguiría siendo un lago?
¿el río Lossie seguiría siendo un río?
Cima enhiesta amada Cairn Kitty
volveré
algún día volveré
aunque las guerras siempre presentan sus facturas
y a un ser humano
lo mutan a un golpe memoria y nostalgia.

Calobe su nombre
Calobe
Calobe
No obstante en su placa de bronce
intemperie sellada de olvido y distancia
viejamente fue escrito Alejandro Bassús
al costado de dos sucias flores de plástico
una mariposa sin destino fijo
y el piar de un pájaro.




MAGGIE


Las creencias, por la erosión, palidecen.
Evtuchenko
El viento vuela las cortinas
como un ala ciega
que tropieza una y otra vez
contra la dura aspereza de las ramas
delirio caminando codo a codo
los ojos bien abiertos de no ver
oh dulce Maggie.

Sábanas sin amor
la ternura lejos lejos
el pelo suave revuelto en llamarada
el cuerpo quieto corriendo en llamarada
y esos gritos subiendo peldaño por peldaño
la escalera que baja al calabozo de ollas y sartén.
¿Es hora de encender el horno?
No, es temprano todavía
si en las casuarinas
en la vereda
en el tiempo sin cordura detenido
no se escucha otra cosa que el silencio de la siesta
pero la siesta de hoy estuvo en especial pesada
y ayer fue igual
y mañana también princesita de los charcos
subida a un sueño para asar la carne con ciruelas.
Hay que pelar papas
¿cuántas?
y todo para qué
ni en el centro ni en la orilla de este mundo existo para nadie
casi polvo mis huesos.

Las fotos velan la caja de cartón
ya es agosto y pronto volverá a zumbar en los oídos
el escándalo de calor color y olor de octubre
de la mano de la rama madre
ciudad pequeñita Santa Fe
dormida entre las azulinas flores de los paraísos
en octubre siempre lo que no fue bueno
en octubre
en octubre lo mejor
en aquellos saltos a la cuerda
Barrio Roma
calles
tierra
nada que recuerde a la Via Apia vigilando
el regreso en triunfo o en derrota.

Qué haría de haber sido una diosa
adorablemente inmóvil
el templo dedicado ya lo tengo
la mudez es porosa como el mármol
el altar se escucha a la hora de la cena
los señores cenadores en sillas ordinarias
no en curules
sin manto y en ojotas se sentarán más tarde
a masticar callados
a lamentar las causas de la decadencia
buscando dentro de la propia mismidad
culpables por afuera de sí mismos.
Roma
por qué ese nombre a un barrio
de calles y veredas anchas
anodinas
si en la capital del que fue una vez imperio son angostas
como la figura increíble de Juan L.
La noche de esta noche ha de estar como siempre repleta de TV
se comerá sin que importe en absoluto
si el aceite es de uva o de maíz
o de oliva si le place a los héroes de incienso y terracota
Princesita de los charcos
refugiada en un rincón del monumento a los caídos
o mejor en el Templo de los Dióscuros
aceptando del César la ofrenda sin perfumes
--mirá vos pobre Maggie quién diría
perdida en otro mundo como está
si en las casuarinas
en las veredas
en la casa
en el tiempo sin cordura detenido
no se escucha otra cosa que silencio de la siesta.



Ah, las lágrimas

Al Dr. Abraham I. Lis

Cuánto dolor camina por la ausencia
-hay tanto-
grito feroz que nada nada dice
ni expande
y en un pequeño pliegue se escabulle
-¿es grito?-

(A qué sitio extraño irán las mañanas
que una a una viven en el pan tostado
el té y el comienzo temprano del día)

El tacto en su lenguaje habla
-¿de qué país regresa?-
la voz en su registro emerge
-dí Dios, de dónde-
ninguno vio caer el rayo
-mi dulce bien, fue imprescindible un rayo-
de hierro el yelmo el peto y gasa en la visera.

(Cuál será la copa de cristal y jade
que guarde lo tibio, los viajes
y aquellos paseos
bordeando el reflejo musgoso del Arno)

Estoy aquí en pugna y en pasado
estoy aquí quitando los minutos
que de las altas cumbres caen
y resbalan.
¿El sol? cayó de bruces al vacío
el cielo abrió su esclusa y un torrente
también cayó
gimiendo entre los juncos que en las noches
escuchan el rondar del viento
su lamento
y lo exorcizan.

¿De uno a otro polo habrá distancia?
Si el tiempo terrenal es sólo excusa
si la medida apenas una tabla
en la que frágil se sostiene el náufrago
-¿por qué por qué la creación
dí Dios por qué?-
tampoco en el espacio
la dimensión alcanza su estatura.

¿Habrá disolución en el misterio?
¿Habrá un no ser fundido con la nada? No no puede perderse la vida.
Ha de haber un sitio
un cofre sagrado que guarde
el abrazo estrecho disolviendo el linde
tus voces, mis voces
tu nombre y mi nombre.

¿Debo callar no ver
así tan quieta como estatua he de quedar?
Vamos vamos que ya es la hora y es
la pesadilla de no ver andar
en el hogar por dentro y por fuera huir
y en el reverso hablar hasta estar muerta
porque en la casa hubo uno en dos
porque en la casa de hoy ni tan siquiera hay uno
y la mitad se tambalea.
¿El mundo? Un bulto en que convive
la mano que se extiende y la miseria.

¿Acaso no debí espantar con más furor
debí debí, oh Dios debí
al negro ángel de rosas engañosas en la frente
y el Etna en la mirada que vino del espejo?
Como walkiria me enfrenté a lo oscuro
-fue inútil-
llorando me abracé a la fe y de rodillas supliqué a lo alto
-fue inútil-
castigué con violencia la cara y la cabeza
hasta quedar tendida
-fue inútil-.
¿Y las lágrimas?
Ah, calma sobre volcán que se sostiene con los puños.
Ah, las lágrimas.



SONATA EN Mí MENOR

Me gustaría siempre pensar que
tantos ensueños podrían ser verdad
el fascinante hechizo de la luna allá
viajando sobre el agua
pero yo estoy siempre de pie aquí
sirviendo carne asada y
verduras frescas.

Domingo al mediodía ahí
mar verde veteado de bolero el mar
con gris marrón y otra lomada gris
por la soberbia libertad del sol
durmiendo entre las nubes.

Y así otra vez salto de rana en
verde sereno rumba mar el mar
y yo moviéndome de acá a allá
sin otro medio para ser que ser
cuaderno y lapicera.

Las letras se acomodan con
ruidosa e impaciente soledad
por un ruidoso auto que pasó y se fue
apenas hace un rato y ya es ausencia
mientras la blanca luna es una barca
en el dulce mar
dónde quisiera es

Buscar en el sitio

 

           noticias

 

 

 

 

-Folletín de diez manos. Cada uno de los autores que escriben la novela-folletín-blog (cabrera, cavallo, santullo, soriano, trujillo), escribe un capítulo de no más de 2000 palabras. Para eso tiene una semana de tiempo. Cuando termina, envía su capítulo al encargado de hacer el siguiente. Cuando se cumplen 5 vueltas y, por lo tanto, se llega al capítulo 25, la novela se termina. Cada capítulo está acompañado de la ilustración de algún artista. Interesante.

https://folletindediezmanos.

wordpress.com/

 

 

 

 

 

 

-EE.UU y la música digital. En los pronósticos de la última edición de su reporte sobre la música grabada a nivel global, la firma Strategy Analytics anticipa un nuevo hito para los formatos digitales en el año que viene.La compañía estima que los consumidores estadounidenses gastarán $2.700 millones de dólares el año que viene en CDs, por debajo de $2.800 millones en música en línea. El reporte también contempla la situación en 2015, pronosticando que los ingresos de la música en línea estarán conformados en un 39% por descargas de sencillos, 32% por descargas de álbumes, 14% por suscripciones y 14% por publicidad.

 

 

 

 

-Cursos de música en internet. Artículos y videos para aprender a tocar o mejorar conocimientos sobre guitarra, piano y otros instrumentos. La página se llama Virtuosso (www.virtuosso.com)