cultura de otra especie
Poesía
Poesía de Ketty Lis
LOS NOMBRES ESENCIALES
Si toda palabra poética aflora desde esa región de la naturaleza humana conocida como el alma, en Ketty Lis es además su objeto recurrente. Desde allí habla. Sobre sí dice. Como un búmeran que sale de su centro y vuelve, en su trayecto autoriza breves intromisiones racionales que contribuyen a perfilar la situación de ese espíritu, en medio de un mundo desproporcionadamente material.
Anhelante, excesiva, maravillada. Desamparada, amurallada y develadora. Libre para poder extraer el jugo de su tránsito por la vida. Libre para dilapidar sueños, y que después vengan todas las sensaciones, y que luego el horizonte se amplíe más allá de la experiencia ordinaria, y que eso se vuelva poesía: “He cerrado / la / ilusión. / Alterada. / Amplificada. / Manoseada / y crucificada / en su desmesura”.
En ese escudo instalado como cerco sobre los sentidos, habla un Yo confesional que en el ojo postrero de los equívocos propios, enhebra la idea de una circunstancia limitada por la cordura de los otros. Y es que hay dos partes en la esencia de las cosas y en muchos de los textos de Ketty Lis, esa certeza tintinea como vintenes que van cayendo en un pocillo lleno de monedas. Así, la eterna fricción contradictoriamente complementaria del par de opuestos, se vuelve metáfora del amor en la luz lunar que reflejada sobre el mar, se quiebra por el “azaroso paso de una nube”; o la alegoría “cementerio espacial / donde los gestos se cincelan solos” introduce un espléndido cuadro de la memoria, en un texto donde el tema es el choque entre pasado y presente.
Otros poemas contrastan la obsesión por lo absoluto con la magia que anida en la imperceptible relatividad de un dato cotidiano, o exhiben la confusa trama de sentido instalada entre sociedad e individuo, o ponen a rodar el par dialéctico naturaleza – artificio en la sugestiva figura del “pasto adormecido en el fondo del asfalto”. El propio lenguaje poético manifiesta esa doble carga, desde una sencillez discursiva del todo engañosa parida al lado de un orden gramatical que transpira ensimismamiento y complejidad.
VIAJE A LA HONDURA
En la producción literaria de Ketty Lis sorprende el terreno que pisa y la profundidad a la que llega. Un poema como “Horas diurnas” por ejemplo, es vehículo para intuir su arte poética y a la vez señalar su empeño personal de perseguir el misterio de la existencia hasta atraparlo: “Se agosta el surco / y se desciende / a una planicie sin principio / para hallar la palabra / que contenga el silencio. / Ella se acerca / tan cerca / y huye”. Y si a veces se le escapa el pez en el momento justo de morder el anzuelo, en otras muchas ocasiones regresa con un rosario amargo de certezas: “Murmullo en el centro / quebrado / de un núcleo vivo. / Lamento que turba. / Espejo de mano / arrojado al piso. / El Yo. / Qué inermes / estamos”.
La unidad es multitud. Así como la física atómica fue topándose con más y más partículas detrás del hallazgo de cada porción de materia en apariencia primaria e indivisible, en el subsuelo más turbio y enigmático de la persona parece haber un coro de voces irreconocibles. Fragmentado, con la sensibilidad acorazada “sobre un camalote a la deriva”, el hombre contemporáneo aparenta tener el control de los diferentes niveles decisorios de su ser. De ahí que siempre se lo perciba más cómodo en los brazos del enigma que en los de su dilucidación: “Los infinitos planos móviles / alterando / la móvil lucidez / aterran / mucho más / que los espacios infinitos”.
Nacida en Santa Fe (Argentina), Ketty Alejandrina Lis ha sido traducida al francés, el inglés y el italiano. El primero de sus libros (Imaginaciones, Marymar Ediciones 1987) es un ejercicio de estilo casi adolescente que se ve redimido por la exquisita madurez de Cartas para Adriana ( Marymar 1992). Premiado por la S.A.D.E. (Sociedad Argentina de Escritores), en sus páginas se apuesta por una estética totalizadora donde cada palabra trabaja a favor de la idea que sostiene el poema.
Piedra Filosofal (Ediciones Último Reino 1997) en cambio, expone una mayor dispersión. Las frases se disparan en diferentes direcciones muchas veces inconexas (la evocación de un evento, la descripción del ámbito que rodea al individuo, la manifestación de un deseo) que contribuyen a potenciar el segmento donde asoma la médula de sentido del poema. En ese centro arraiga la mayor cualidad de la poeta argentina: poner en palabras precisas el nebuloso e inapresable mundo interior.
Como cuando en uno de sus párrafos más bellos, y refiriéndose a sus propósitos y afanes mayores, se apropia de hallazgos sublimes en el campo literario que explican lo que no ha podido ser alcanzado en la vida: “Busqué la belleza / en las buenas formas de las cosas poseídas / pero más mucho más en las deseadas / sin pensar que lo extenso y lo profundo no se tocan”.
De hecho, si el arte de la poesía pudiera compararse con el juego de la arrimadita, los textos de Ketty Lis están entre los que ponen la piedra más cerca de la pared.
Leonardo Scampini
Ketty Alejandrina Lis
(Estos poemas pertenecen a Líneas de Fuga, libro inédito)
BOCA MUDA
a Domingo Martínez Castilla
Boca muda
¿boca-fauces al acecho?
no no
muda
muda
labios en doma y aplanados
brazos como ramas de los sauces
se confunden y beben la savia de sí mismos
todo musgo las piernas.
Impresiones digitales
¿lenguaje del código genético?
¿cifra de herencia de otras vidas?
ni aquí ni allá somos un nombre
sólo un número o transparencia en clave.
Corre Anikó, mi niña, corre
y ofrécete a quien te ofrezca más
porque tenemos hambre
los circos con enanos y payasos aún no se inventaron
eso vendrá más tarde
cuando se canse el arte de decir que es para todos
cuando óleos y esculturas
sigan valiendo más que un desdichado
nacido de hembra
loba solitaria y madre
andrajos por galas alisando el suelo
de granito la lengua
de borrachos repletas las tabernas
gritos a granel
pechos y nalgas manoseados
prodigio de cosechas en las eras
en los feudos
mendigos en los campos
y mucho vino en jarras de hojalata
atan con un cordón que dobla las esquinas
la vida a la materia
¿Qué es lo real?
¿este rostro con nombre y número en su documento?
¿aquel otro que se cubrió con pieles de carnero
o ese que bajando el puente levadizo de un castillo de Bretaña
salía a cazar ciervos?
¿perteneció a algún clan
luchando por el mismo ideal de William Wallace
en las montañas de la ancestral Escocia?
¿aulló hasta quebrar los dientes en la hoguera?
¿usó blusa de fino encaje? ¿gabán de terciopelo?
¿ayudó a preservar algunos alimentos?
hilera de vasijas
dádiva de frutas secas
punta
filo
un puñal
y la muerte negra y loca
construyendo inexorable la explanada.
--Metzadah todo se ha perdido
nada ha valido nada
no se purificó el desierto
sólo hemos trazado un círculo engañoso
donde duerme mi cuerpo entre otros cuerpos
pero estoy aún aquí en la planicie
guardando para mí y protegiendo
la transparente belleza de tu aire--
Todo es sueño soñado en la epidermis y por debajo
el cauce es continuado y se deriva
desde el tramo más caudal del precipicio.
Velo tras velos se espesan y recubren
hilos distintos para la misma urdimbre
añorando la luz que fue el principio del principio
la libertad perdida
la inocencia.
Volver la boca muda
¿para qué al acecho?
miren
tenemos todo aquí
tenemos esta lluvia que corre por encima del rojo-lila-rojo
negro-rojo derramándose en los cuartos
a cielo abierto
miren
tenemos nada aquí
y cómo se hace
tierna tierra maternal ajusticiada
contrapuesta al viaje de regreso
entre un cielo de maleza y un oro de melaza
y cómo se hace
si los brazos-ramas hundidos en el tronco de los sauces
bebiéndose las pestilentes aguas de ellos mismos
van haciendo piruetas igual siglo tras siglo
como si ayer siguiera siendo hoy
hoy
bóveda y sol en la misma curvatura
el cielo y la idea de ese cielo
el agua en alfabeto
el alfabeto nadando sobre el agua
¿la carne es débil?
¿a quién se le ocurrió afirmar a manera de un axioma
tamaña tontería?
la carne es por completo frágil frente al tiempo
él sí que se derrumba débil
línea de flotación delgada
hundida en el pasado sin palas ni semillas
sin posibilidad alguna de cosechar las mieses.
¿Y cómo se hace sino dejar muda la boca
ajustar tela adhesiva a los dos párpados
y pesar como quien pesa un fardo
el espumoso granito de la lengua?
PRIMERO DE ENERO
Las burbujas escapan de la copa
como reducidos globos de cumpleaños
las semillas de sésamo
se abren en abanico al bálsamo
de no tener la cara al rojo vivo
¿aleja el agua su orilla
o el agua es lija de papel se convierte en tiempo
y la erosiona?
Las luces niegan su abandono
parezco flotar como en un sueño
y nada da la sensación de ser real
¿habrá por aquí plumas de ave del paraíso?
Creo que sí y se confunden
con la miríada de ojos
leyes no inmutables sin embargo
que titilan y titilan.
¿Hacia dónde la suavidad del viento
hamacando la ropa menuda
en el balcón?
A través de la comba de la terraza
sobre la pared
un mapa de Asia cubierto de horas
parece mirarme
(de Asia nada menos qué estará haciendo aquí
en un departamento para turistas
en este rinconcito de América del Sur)
y da la sensación de mirar también
a la joven japonesa del dibujo
bebiendo té la expresión ausente
a años luz de Hiroshima
de Nagasaki.
Color forma profundidad y movimiento
garantizan la visión no la mirada
¿todo lo que no está estará en otra parte?
Saber que se nace
que se muere
que no hay cinta de Moebius.
Saber que se nace
que se muere
en la cinta de Moebius.
La línea recta dibujada ¿qué entidad tiene?
las perfectas líneas rectas forman un ángulo perfecto
(si quisiera acariciarte Rudolf
sólo rozaría la pantalla de TV)
pero en Delfos
se inclinaría con veneración la pitia y te diría oh Apolo Peán
aún sin ser hermano de la lira.
La postura los saltos
pareciera que nada de lo humano está atenuado
en tu majestuosa armonía majestuoso tártaro.
Las sirenas de los barcos
saludan el primer día del año
¿pero de cuál?
Tal vez las burbujas emergían del agua
cuando John escribía sus cartas en verso
y las semillas de sésamo se abrían
bajo la tierra que guarda
lo que la tierra quita.
¿Respirará la muchacha del cántaro
que desde la porcelana mira?
Las plumas de ave del paraíso
siguen suspendidas
perdidas
aunque pronto
muy pronto habrá un adiós para el verano
pronto
muy pronto vendrán las hojas rugosas
las ariscas ramas del otoño
donde seguiré esperando un tiempo de mí
para mí.
El prisma o la esfera
no necesariamente caen de lo alto
porque en el molde interno
no hay traducción posible
¿he de llegar siempre tarde a las citas?
La ciudad está ahí
el mar está ahí
pero es excesiva esta ventana
es excesiva mi habitación en este punto oscuro de la madrugada.
BAJO CONTINUO
A Marta Cwielong
La tarde parece andar morosa en el Torreón del Monje
luego un lago
lejos
lujo del verano
en el rosal solitario calle abajo
varilla de ámbar encendida por el mar cercano y rumoroso
y arriba
vaho y vida entre los músculos
olor salobre
áspero.
La tarde parece patinada en ocre
por un fogoso foco que espléndido circunda el círculo lunar
más allá de la escala que espera para alzar su vuelo sin un rumbo estable
subida al velamen de los barcos.
Cerca un chiquillo solitario
el sueño suave
la cara sucia
tristeza
en la fotografía de la adolescente
con sombrilla de encajes y pamela blanca
un caballo galopando
al conjuro liviano de los bosques
su espíritu herido de morado en la serena blandura de la arena.
Lo salvaje del caballo se estremece
se asoma a una casi noche enrojecida
donde debiera lucir el arco iris
para esta joven que mira desde un pasado sin retorno.
Dónde habrán ido sus criterios
dónde sus contradicciones
porque bien pudo compartir
el rígido ritual de la mesa familiar
y hacer secretamente el amor a la hora de la siesta
al amparo de los árboles del parque
del agua clara saltarina de la fuente
en un palacio entre luz humosa.
Es posible también que haya celebrado su boda ante un altar
abarrotado de figuras
a veces valiosa presencia de lo artístico
siempre inútiles
y ser una elegante dama en Buenos Aires, Londres o París
aunque su cuerpo se ha desintegrado igual
con la custodia de un ángel de mármol de Carrara
comprado carísimo en Italia.
Perdió de todos modos la burbuja del misterio
lloró de todos modos la huida del misterio
al entrar en los sueños dulces
turbios
que en las mañanas se deshacen.
Fue ciertamente hermosa y quizá murió muy joven
o quizá soportó la ancianidad cegando el cristal de sus espejos.
¿Su libro preferido habrá sido la romántica historia de `María'?
Por qué la taiga si hasta ayer parecía florecer la primavera
prometiendo sembrar un ramo de jazmín
sobre sus párpados
¿Tal vez pudo internarse
en la profunda y bella fronda de La Sonata a Kreutzer?
Es posible que en algún momento un ojo zarco detrás de los azogues
espesa tundra interna
demiurgo en sí
haya escuchado el latido del océano
presumiendo
apresurando
la certeza de que no había demasiadas diferencias
salvo una simple y lineal cuestión de circunstancias
con aquella muchachita marchita y tan callada
que tanto se esmeró en cuidar su guardarropas
a quien le regalaba sus prendas de interior
algunas de sus blusas
algunas de sus faldas
y sus zapatos viejos.
Su sola transparencia
cardo ancestral
perdida zarzamora
sólo puede mirar el andar bullicioso las madrugadas
asomada al paredón interminable de la Recoleta.
Es posible
sí
imaginar en ese rostro terso de la adolescente
fotografiada con sombrilla de encajes y pamela blanca
rojas ramas en el roble
que sostienen la saliva volátil de los vivos
la soledad esteparia de los muertos
aunque la magnitud del tiempo se pierda sin consuelo
en la zona movediza de un desierto fugaz
donde la historia de cada historia personal se esfuma
en la hora del estruendo sin estruendo
en la hora del silencio con silencio
en los bordes imprecisos de la noche
madrugada al caer
mientras los arbolitos de la calle están sin sus tutores
esqueletos de hierro
pintados sin imaginación de negro
basural de latas vacías de cerveza o coca cola.
Tristeza
galope fantasmal en la fotografía de la joven
que alguna vez caminó por las mismas veredas que nosotros
pura transparencia hoy su rostro
a pesar de la bella sombrilla de encajes y la pamela blanca.
CALOBE
Una vieja y aún bella mujer
que se mece y en su balanceo
pareciera que canta un extraño canto
al sendero calmo de la luna andando sobre los tejados
cuece en su marmita un ajado cuento
que cuenta una historia
una historia de aura expandida
y en el cuento que cuenta vibra
se desborda
la plana estructura de honda negrura
temerosa como la mirada de un ciervo acosado
desde el día en que Diana acertó su flecha
tiró la esperanza a los tigres
y ellos se ensañaron
le enseñaron
a esconder sin piedad la inocencia.
Calobe su nombre
hermoso como un dios
encerrado en sí mismo como un sueño
de hinojos detrás de una pared escindida por la duda
de no saber con certeza
nunca saber cómo es
por dónde se desliza
la mansa liviandad de la coherencia.
Por entonces Londres
apretaba su agonía hasta hacer saltar sus dientes
¿una sirena? Correr correr hasta el refugio
en orden
primero niños y mujeres
luego a despejar escombros. Y no llorar
que no hay un solo sitio en la ciudad para más lágrimas
París era cualquier cosa menos una fiesta
Arco de Triunfo sin triunfo
pasos de ganso de horror
alfabeto en sombras
donde la Torre seguía altiva como siempre
y la sangre
lirio partisano hacia los cuatro vientos
se abría en una flor carnosa
carnívora
morada desnudez en la inútil nave de los templos
¿La radio? Equivalía a muerte
lluvia
barro en las trincheras
los que no tenían que pasar pasaron línea Maginot
y el puño cerrado
delgado spitfire más acá del océano
olvidó la perilla en el golpe
"--cállese, le digo, cállese carajo
Escocia está lejos tan lejos de aquí
cerca está tan cerca de obuses y muerte
y una carta no podría reemplazar a Will
te veo primo-hermano-amigo aún de pie
envuelto en tu tartán el kilt al viento".
Severa obstinación de los alisos.
La vieja y aún bella mujer
mira el horizonte sin ver su marmita
resplandece mientras en las sienes
pega con saliva hojas de rosal
bueno al parecer para aliviar jaquecas
¿el lago Dallas seguiría siendo un lago?
¿el río Lossie seguiría siendo un río?
Cima enhiesta amada Cairn Kitty
volveré
algún día volveré
aunque las guerras siempre presentan sus facturas
y a un ser humano
lo mutan a un golpe memoria y nostalgia.
Calobe su nombre
Calobe
Calobe
No obstante en su placa de bronce
intemperie sellada de olvido y distancia
viejamente fue escrito Alejandro Bassús
al costado de dos sucias flores de plástico
una mariposa sin destino fijo
y el piar de un pájaro.
MAGGIE
Las creencias, por la erosión, palidecen.
Evtuchenko
El viento vuela las cortinas
como un ala ciega
que tropieza una y otra vez
contra la dura aspereza de las ramas
delirio caminando codo a codo
los ojos bien abiertos de no ver
oh dulce Maggie.
Sábanas sin amor
la ternura lejos lejos
el pelo suave revuelto en llamarada
el cuerpo quieto corriendo en llamarada
y esos gritos subiendo peldaño por peldaño
la escalera que baja al calabozo de ollas y sartén.
¿Es hora de encender el horno?
No, es temprano todavía
si en las casuarinas
en la vereda
en el tiempo sin cordura detenido
no se escucha otra cosa que el silencio de la siesta
pero la siesta de hoy estuvo en especial pesada
y ayer fue igual
y mañana también princesita de los charcos
subida a un sueño para asar la carne con ciruelas.
Hay que pelar papas
¿cuántas?
y todo para qué
ni en el centro ni en la orilla de este mundo existo para nadie
casi polvo mis huesos.
Las fotos velan la caja de cartón
ya es agosto y pronto volverá a zumbar en los oídos
el escándalo de calor color y olor de octubre
de la mano de la rama madre
ciudad pequeñita Santa Fe
dormida entre las azulinas flores de los paraísos
en octubre siempre lo que no fue bueno
en octubre
en octubre lo mejor
en aquellos saltos a la cuerda
Barrio Roma
calles
tierra
nada que recuerde a la Via Apia vigilando
el regreso en triunfo o en derrota.
Qué haría de haber sido una diosa
adorablemente inmóvil
el templo dedicado ya lo tengo
la mudez es porosa como el mármol
el altar se escucha a la hora de la cena
los señores cenadores en sillas ordinarias
no en curules
sin manto y en ojotas se sentarán más tarde
a masticar callados
a lamentar las causas de la decadencia
buscando dentro de la propia mismidad
culpables por afuera de sí mismos.
Roma
por qué ese nombre a un barrio
de calles y veredas anchas
anodinas
si en la capital del que fue una vez imperio son angostas
como la figura increíble de Juan L.
La noche de esta noche ha de estar como siempre repleta de TV
se comerá sin que importe en absoluto
si el aceite es de uva o de maíz
o de oliva si le place a los héroes de incienso y terracota
Princesita de los charcos
refugiada en un rincón del monumento a los caídos
o mejor en el Templo de los Dióscuros
aceptando del César la ofrenda sin perfumes
--mirá vos pobre Maggie quién diría
perdida en otro mundo como está
si en las casuarinas
en las veredas
en la casa
en el tiempo sin cordura detenido
no se escucha otra cosa que silencio de la siesta.
Ah, las lágrimas
Al Dr. Abraham I. Lis
Cuánto dolor camina por la ausencia
-hay tanto-
grito feroz que nada nada dice
ni expande
y en un pequeño pliegue se escabulle
-¿es grito?-
(A qué sitio extraño irán las mañanas
que una a una viven en el pan tostado
el té y el comienzo temprano del día)
El tacto en su lenguaje habla
-¿de qué país regresa?-
la voz en su registro emerge
-dí Dios, de dónde-
ninguno vio caer el rayo
-mi dulce bien, fue imprescindible un rayo-
de hierro el yelmo el peto y gasa en la visera.
(Cuál será la copa de cristal y jade
que guarde lo tibio, los viajes
y aquellos paseos
bordeando el reflejo musgoso del Arno)
Estoy aquí en pugna y en pasado
estoy aquí quitando los minutos
que de las altas cumbres caen
y resbalan.
¿El sol? cayó de bruces al vacío
el cielo abrió su esclusa y un torrente
también cayó
gimiendo entre los juncos que en las noches
escuchan el rondar del viento
su lamento
y lo exorcizan.
¿De uno a otro polo habrá distancia?
Si el tiempo terrenal es sólo excusa
si la medida apenas una tabla
en la que frágil se sostiene el náufrago
-¿por qué por qué la creación
dí Dios por qué?-
tampoco en el espacio
la dimensión alcanza su estatura.
¿Habrá disolución en el misterio?
¿Habrá un no ser fundido con la nada? No no puede perderse la vida.
Ha de haber un sitio
un cofre sagrado que guarde
el abrazo estrecho disolviendo el linde
tus voces, mis voces
tu nombre y mi nombre.
¿Debo callar no ver
así tan quieta como estatua he de quedar?
Vamos vamos que ya es la hora y es
la pesadilla de no ver andar
en el hogar por dentro y por fuera huir
y en el reverso hablar hasta estar muerta
porque en la casa hubo uno en dos
porque en la casa de hoy ni tan siquiera hay uno
y la mitad se tambalea.
¿El mundo? Un bulto en que convive
la mano que se extiende y la miseria.
¿Acaso no debí espantar con más furor
debí debí, oh Dios debí
al negro ángel de rosas engañosas en la frente
y el Etna en la mirada que vino del espejo?
Como walkiria me enfrenté a lo oscuro
-fue inútil-
llorando me abracé a la fe y de rodillas supliqué a lo alto
-fue inútil-
castigué con violencia la cara y la cabeza
hasta quedar tendida
-fue inútil-.
¿Y las lágrimas?
Ah, calma sobre volcán que se sostiene con los puños.
Ah, las lágrimas.
SONATA EN Mí MENOR
Me gustaría siempre pensar que
tantos ensueños podrían ser verdad
el fascinante hechizo de la luna allá
viajando sobre el agua
pero yo estoy siempre de pie aquí
sirviendo carne asada y
verduras frescas.
Domingo al mediodía ahí
mar verde veteado de bolero el mar
con gris marrón y otra lomada gris
por la soberbia libertad del sol
durmiendo entre las nubes.
Y así otra vez salto de rana en
verde sereno rumba mar el mar
y yo moviéndome de acá a allá
sin otro medio para ser que ser
cuaderno y lapicera.
Las letras se acomodan con
ruidosa e impaciente soledad
por un ruidoso auto que pasó y se fue
apenas hace un rato y ya es ausencia
mientras la blanca luna es una barca
en el dulce mar
dónde quisiera es
Jorge Teillier (1935-1996)
TRISTEZA EN EL SUR DEL MUNDO
Hay un ojo poético que explora el mundo interior y arranca de allí la sustancia del poema. Otra mirada en cambio, se detiene en el paisaje exterior tras la fotografía exacta que consiga describir una situación o un estado de ánimo.
Teillier fue un poeta de este tipo. Su retina perforó la realidad como “una mano que pasa a través del espejo de la tarde” para hallar otra lectura oculta de ella misma.
EL VELO DE LO VISIBLE
Jorge Teillier nació el 24 de junio de 1935 en Lautaro (una pequeña ciudad del sur de Chile) y allí creció y vivió hasta que en 1953 decide ir a Santiago para cursar Historia en la Universidad. Nunca llegó a titularse pero el centro de estudios le facilitó contactos con jóvenes escritores y con reconocidos nombres del ambiente literario como Pablo Neruda.
Lector temprano de Verne, Huidobro, Verlaine y Neruda, con apenas veintiún años publica Para ángeles y gorriones, un libro que por su hondura semántica y su depurado estilo, pareció ser el tercero o el cuarto de su producción, en vez del primero. Sus características: lenguaje claro, anclaje en la imagen cotidiana, sumatoria de versos que caen uno tras otro buscando el polo magnético del poema: “Esta es la misma estación que descubrimos juntos:/ aún cae una gotera, brilla el cerezo tras la lluvia. / Pero nuestras sombras movidas por las llamas/ viven más que nosotros.”
Teillier describe lo que ve y en esa observación no pierde la oportunidad de mechar como de contrabando la certeza sobre el declive de toda vida. En otro poema y desde un pliegue de la imagen advertida, hace confluir la muerte, el olvido y la miseria de la carne en el breve espacio que ocupan dos versos: “una canción que tratan de recordar/ labios que se deshacen bajo tierra”. El poema es lo que dice, es ese velo de lo visible que si se descorre, gana una significancia mayor.
A contramano de una época que proponía modelos rupturistas con todo lo anterior, el poeta chileno adscribió a un estilo clásico, sin hermetismos y donde el valor de lo sugerido por el poema era la herramienta fundamental para comunicar sus sensaciones.
En 1958 aparece su siguiente libro El cielo cae con las hojas y en 1961 se edita El árbol de la memoria, obra que obtuvo el premio municipal de poesía.
DESCRIBE TU ALDEA
“La poesía nos había unido en una amistad franca y verdadera como pocas se dan en el oficio –cuenta el poeta y amigo Sergio Hernández-. Él (...) era el arquetipo de poeta: frágil y delgado, soñador y distante, risueño, a veces, ensimismado y grave en ocasiones, memorioso y lúcido como pocos.”
Alejado de la sociedad y de los círculos literarios de su país, en alguna oportunidad explicó ese estar por fuera más como un camino obligado que como una elección personal. Los poetas "somos los grandes transparentes" -dijo, queriendo explicitar que el oficio poético, no tiene para la gente el grado de importancia que habitualmente se le adjudica a un médico, un ingeniero o un senador. Y esa misma falta de mérito que las personas le dan al poeta, habla del lugar que la poesía ocupa para el común: el de la cosa irrelevante.
Nunca se mostró interesado en hacer una carrera literaria porque para Jorge Teillier escribir fue una pasión. “Si tú quieres escribir poemas para escribir libros –aseguró-, no eres nadie. Tú tienes que escribir poemas y ser poeta para ser más que tú mismo”. Sus primeros libros fueron pagados por él mismo o como en el caso de El árbol de la memoria, su publicación dependió de los bonos de adhesión vendidos para que fuera posible imprimirlo. Golpear la puerta de las editoriales era para él un acto de humillacón y tiempo perdido. Por eso apostó por formas de edición alternativas aunque pudiera demandarle un mayor esfuerzo.
“Jorge era un poeta a tiempo completo –sostiene Sergio Hernández- y no dejó que otro trabajo, salvo su apetencia natural de saber, compartiera su oficio. Su consigna era vivir, soñar, leer y escribir.”
Abanderado del movimiento de poesía de los lares, postuló la descripción de la aldea para ser universal y con ello se paró en la vereda de enfrente de una fuerte corriente poética que perteneciendo a su misma generación (la del 50), sostenía que había que salir de Chile para hacerse escritor. Escribió inclusive material teórico sobre el tema lo que terminó entrampándolo dentro de una etiqueta, que más tarde percibió como muy restringida. La poesía “lárica” supuso una nostalgia de la tierra y de las situaciones vividas en el pasado cuando en realidad, se apoderaba de la comarca y de las microexperiencias cotidianas, para hacer un viaje a la hondura humana y acabar visitando todas las regiones.
TALENTO DESPERDICIADO
En 1968 publicó Crónica del forastero, libro al cual le continuaría un largo período de silencio sólo interrumpido por la aparición de algunos poemas inéditos en el volumen antológico Muertes y Maravillas.
Con el advenimiento del golpe militar en el 73, la mayor parte de sus familiares tuvieron que partir al exilio (su padre fue gobernador de Lautaro durante la gestión presidencial del socialista Salvador Allende), al igual que muchos de sus amigos poetas.
Pudo irse del país también, pero no le gustaba viajar; odiaba los pasaportes, las aduanas y sobre todo las salas de espera. A lo largo de su vida desechó varias invitaciones para ir a otros países y hasta llegó a perder pasajes que le habían enviado para participar en eventos o conferencias.
Su fama de irresponsable y de tipo que no le importaba nada, creció durante esos años. Tenido por individuo que concertaba entrevistas y no concurría a ellas, en una ocasión dejó en blanco a un equipo de la televisión Nacional al no llegar para la filmación de un programa dedicado justamente a él, o invitado a un congreso de poesía en México, arribó cinco días después de iniciado el evento para leer sus poemas y marcharse. “Tenían a todos los poetas concentrados en un hotel –rememoró-. Poetas de 34 países. ¿Te das cuenta lo que es eso? Un horror, escuchar poesía las 24 horas del día, no se lo doy a nadie.”
En otra oportunidad, la profesora norteamericana Mary Crow, autora de una antología bilingüe sobre Teillier denominada In the country of Nevermore (En el país de Nuncajamás), viajó a Chile exclusivamente para entregarle dicho libro. Recibida a desgano por el poeta y sintiéndose destratada, comentó luego su perplejidad ante el desperdicio de tanto talento en una persona que no creía en nada.
EL OSCURO OLEAJE DE LOS AÑOS
Desde joven, el alcohol se asoció a su vida y poco a poco, se convirtió en una pieza clave que signó su decadencia como individuo y como escritor. Salvo excepciones, sus últimos textos son pobres en imágenes y carecen de sustancia interior.
“Es mejor morir de vino que de tedio” –dijo en alguna oportunidad- y para ser fiel a su discurso bebió de una manera cada vez más incontrolable hasta fallecer el 22 de abril de 1996 a consecuencia de una insuficiencia renal.
Escrutando su vida (una infancia feliz, unos padres que los contuvieron, la dulce vida pueblerina en Lautaro, una serie de libros aceptados por el mundo literario, el reconocimiento como escritor) no aparecen motivos para que la bebida se convirtiera en una amiga inseparable, siempre y cuando, se considere a la dicha inhallable y la ausencia de pasión como razones insuficientes.
“¿Por qué yo vivía de una manera que me provocaba un estado de magia –confesó en tono de pregunta? ¿Y por qué ahora no puedo vivir así?”
Toda su poesía en todas sus etapas, tiene esa carga de insatisfacción y de escepticismo sobre la posibilidad de encontrar lo anhelado, porque la felicidad para Teillier, podía ser “la luz de un pequeño barco/ esa luz que aparece y desaparece/ en el oscuro oleaje de los años” y apenas eso. Toda su poesía, retrató con suma belleza la pérdida y la derrota inexorable, como cuando retrotrayéndose a una tierna imagen pretérita, logró conciliar sensaciones opuestas poniendo los buenos momentos vividos, al lado de la tristeza más turbadora: “era el tiempo en que no podíamos atrapar el humo/ que es todo lo que nuestras manos pueden/ atrapar/ ahora”. Toda su poesía en suma, habla de la poquedad del momento presente, la desgarradura de vivir a medias y la certeza de que los instantes prometidos, son siempre más intensos que los que la realidad nos depara: “Eso fue la felicidad:/ dibujar en la escarcha figuras sin sentido/ sabiendo que no durarían nada”:
Leonardo Scampini
REFERENCIAS:
Muertes y maravillas. Jorge Teillier
Artículo “Jorge Teillier: 50 años con la poesía” escrito por Enrique Valdés en revista Lar nros. 8 y 9 de mayo de 1986 (Concepción, Chile)
Revista Trilce, nro. 1, Tercera Epoca, junio de 1997 ,número dedicado exclusivamente a Jorge Teillier (Concepción, Chile).
Conversaciones con Jorge Teillier. Carlos Olivárez (Editorial Los Andes, 1993)
BIBLIOGRAFIA:
. Para ángeles y gorriones (1956)
. El cielo cae con las hojas (1958)
. El árbol de la memoria (1961)
. Poemas del país de nunca jamás (1963)
. Los trenes de la noche y otros poemas” (1964)
. Poemas secretos (1965)
noticias
-Folletín de diez manos. Cada uno de los autores que escriben la novela-folletín-blog (cabrera, cavallo, santullo, soriano, trujillo), escribe un capítulo de no más de 2000 palabras. Para eso tiene una semana de tiempo. Cuando termina, envía su capítulo al encargado de hacer el siguiente. Cuando se cumplen 5 vueltas y, por lo tanto, se llega al capítulo 25, la novela se termina. Cada capítulo está acompañado de la ilustración de algún artista. Interesante.
https://folletindediezmanos.
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-EE.UU y la música digital. En los pronósticos de la última edición de su reporte sobre la música grabada a nivel global, la firma Strategy Analytics anticipa un nuevo hito para los formatos digitales en el año que viene.La compañía estima que los consumidores estadounidenses gastarán $2.700 millones de dólares el año que viene en CDs, por debajo de $2.800 millones en música en línea. El reporte también contempla la situación en 2015, pronosticando que los ingresos de la música en línea estarán conformados en un 39% por descargas de sencillos, 32% por descargas de álbumes, 14% por suscripciones y 14% por publicidad.
-Cursos de música en internet. Artículos y videos para aprender a tocar o mejorar conocimientos sobre guitarra, piano y otros instrumentos. La página se llama Virtuosso (www.virtuosso.com)