cultura de otra especie

música

21.12.2010 18:45

los sospechosos de siempre

menomena en münich

 

 

 

Todo comenzó inocentemente con algunos clicks un día de principios de Noviembre a la noche. Leíamos bajo la luz de las lámparas que se reflejaban en los vidrios de las ventanas tras las cuales se presentía el invierno. Escuchábamos, tal es nuestra costumbre, música, música que sonaba casi en off en la habitación y que hacía de especie de banda sonora a las lecturas. En un momento me descubrí incapaz de seguir leyendo. La música se sobreponía a la palabra escrita.

'Que buenos' me dijo la Caco. Mi compañera de lectura y vida evidentemente sufría, agradablemente, de la misma ineptitud momentánea que me aquejaba.

 

'Menomena' dije. Los (confieso) había bajado de Limewire hacía algunas horas atrás. Un grupo indie rock de Portland, Oregón. Desde mi adicción a Pavement, originarios de la misma ciudad de la costa oeste de Estados Unidos, tenía la tendencia a escuchar toda nueva agrupación que surgiera de esos lares. Y máxime si estaban catalogados dentro del rubro rock independiente, porque los integrantes de esa línea estaban, normalmente, alejados del main stream empalagoso de las grandes companías y gustos aderezados para el rebaño acostumbrado a shakireces y luismigueleces.

'Voy a ver si pasan por Suiza el año que viene' dijo ella, mas decidida que yo, tomando el laptop, wikipediando. Probablemente su libro pesaba mas. O era mas aburrido.

Intenté volver al "Borges" de Bioy Casares. Ella agregó:

'Tocan dentro de dos semanas en Münich!'. La ciudad alemana está situada a poco mas de 200 quilómetros de donde vivimos. Estamos a quince minutos de Alemania, a salvo en la helvética -y aburrida- neutralidad.

Diez minutos y algunos clicks después teníamos las entradas, los pasajes de tren, las habitaciones reservadas en un Bed & Breakfast prolijo y barato en las cercanías del lugar del concierto. Gracias a su resoluta intervención.

Y su libro no pesaba mas que el increíble marmotreto que yo sostenía a duras penas sobre mis piernas: 1691 gramos repartidos en 1664 páginas.

 

 

El viaje hacia la ciudad alemana se podría haber denominado de idílico, en su lento discurrir de campos nevados y lagos de aguas gélidas en los cuales los cisnes parecían haber sido contratados por el Ministerio de Turismo para completar la postal; flotaban impasibles con un aire desganado de blanca superioridad alada, ajenos a los objetivos digitales de los pocos turistas que se aventuraban en la provincia germana. Podría haberse denominado idílico; a mitad de camino, situados en el semi vacío tren regional que discurría Allgäu (patria de W.G. Sebald, otro de mis ídolos literarios) un joven de aspecto desaliñado se acercó a nosotros, caminando por el pasillo. Se agachó, y con una muy amable sonrisa dijo -a la vez que mostraba una identificación-: 'Buenos días. Policía. Necesitaría ver sus documentos. Por favor.' Alemania se encontraba, una vez mas en su larga historia, en estado de sitio. El peligro venía ahora desde Oriente. Las amenazas -no infundamentadas como se vería poco tiempo después en Estocolmo- de atentados en todo el territorio alemán (y en otros países aliados) había puesto en alerta a toda la comunidad, y si la comunidad tiene miedo, tiene miedo el gobierno. Y si el gobierno tiene miedo moviliza las fuerzas del orden a controlar. Y dentro de ese control estábamos nosotros, los sospechosos de siempre.

He de agregar, en semi-entendimiento con las fuerzas del orden, que yo ayudo poco a dar una imagen occidental y cristiana. Mi barba, mi aspecto descuidado, mi ametralladora. Bueno, la ametralladora adivinada, o la bomba caserita, hecha con ollas y clavos, en la mente del sonriente cana que sostenía pacientemente su carnet, observando detenidamente mis movimientos. Mis movimientos se reducían, en ese preciso instante, a mascar un corazán distendidamente, pensando, al ver el paisaje, en W.G. Sebald, que, con seguridad, hubiese escrito una oda irónica al momento, llena de punzantes observaciones. Por ejemplo como que la apariencia del policía superaba con creces mi catadura musulmana; él podría haber sido mi Osama en el camino de la Jihad global.

Viendo que no teníamos intenciones de im o explotar, y tras controlar nuestras legalidades e intenciones ('Menoqué?' Era, a pesar de su aspecto alternativo/terrorista del bando shakiresco) mi supuesto líder nos dejó en una relativa paz, que duró hasta la estación central de trenes de Münich, donde setecientos mil policías, de civil y en uniforme, barbados, lampiños, con o sin corbata, deambulaban esperando trenes que nunca tomarían, viendo con el tercer ojo gente desintegrándose junto a los pocos civiles que se aventuraban en tan peligrosa región, y siendo ellos los mártires de la libertad del mundo civilizado, saliendo in memoriam en las primeras planas de los diarios sensacionalistas para orgullo de abuelas y vecinos, y del barrio, que antes ignoraban el valor de las personas que tenían a diario a su alrededor.

 

 

 

Los integrantes de Menomena seguramente tampoco la tuvieron fácil a su entrada en Alemania. Los tipejos, siguiendo una vieja tradición roquera, tenían poca afinidad con Hermes, Armani o Joop, y el asunto que, entre tema y tema, besaran a Daniel's, Jack, y se dedicaran a sudar copiosamente ejecutando sus riffs y solos con una profesionalidad no exenta de pasión y alta calidad, no pasó por alto, sin lugar a ninguna duda, a los héroes barriales del aeropuerto. No tuve oportunidad de hacer intercambio de experiencias limítrofes con Brent (Knopf), Justin (Harris) o Danny (Seim) pero sin duda que hubiésemos precisado mas de una botella para salir de Afghanistán y entrar en la zona teutona sin controles de tal ralea. La música del grupo es difícil de clasificar, pero entraría dentro del nuevo folk-rock alternativo que bandas como Ramona Falls, Band of Skulls, Animal Collective, Delta Spirit, Caribou, Midlake y, porque no, el mismísimo Devendra Banhart suelen hacer. Una base melódica interrumpida por varios exabruptos roqueros y cambios de ritmo dentro de la misma canción hacen que la atención no decaiga. El uso de luces y efectos especiales están reducidos al mínimo. Inclusive el baterista, Danny, en determinado momento se quejó al operador cuando este insistía en expeler humo en el escenario: 'We are non-smokers, sir! Please stop it the shit!'. "Stop it the shit": lo medular en Menomena es la música, y los tres integrantes (mas un cuarto, John Haege, que los suele acompañar on tour) se dedican a su oficio con mucha concentración y capacidad. Todos son multi-intrumentalistas -amén de repartirse las tareas vocales- y suelen, on marche, cambiar de posición en el escenario, lo que agrega perspectivas diferentes y nuevos enfoques, dependiendo de quien esté a la batería, las guitarras, los teclados. Cada persona tiene un trasfondo diferente y este intercambio hace que el show no sea jamás aburrido, indiferente, o lento. El tiempo pasa veloz y por un momento no te encuentras pensando en la paranoia & soledad de la sociedad alemana, en los mujahideenes, en la Gestapo arraigada en las conciencias de cada chico barrial disfrazado de mesías

. Te dedicas a tomar tu cerveza, a escuchar, a mirar alternativamente al podio y al público. El público, manada de extremistas con ideas raras acerca del comportamiento social, tomaban cerveza antimusulmanmente, pero seguro que todo era una tapadera, una acción encubierta para disimular las verdaderas intenciones siniestras. Algunos bailaban pero la mayoría mantenía la distancia sospechosa; se limitaban a mover las cabezas, asintiendo algo. Lo qué se dejaba al libre albedrío. El que estuviera dispuesto a comprender, comprendía, y el que no, era policía.

 

 

Volvimos a la medianoche, ateridos, al Bed & Breakfast, que nos esperaba sin esperarnos específicamente. La pareja de rusos cuarentones que habitaba el otro cuarto (ilegales trabajando en grone? terroristas caucásicos? rebeldes chechenos?) dormía cuando llegamos, para descansar nuestras tres horitas, dormía cuando salimos, antes de partir en la madrugada hacia nuestro tren, tras pasar el check-in desconfiado del gobierno teutón en la estación -semivacía- de trenes.

 

 

 

Los cisnes contratados por el Ministerio de Turismo nos recibieron con indiferente frialdad, ya a salvo, en nuestra helvética -y aburrida- neutralidad.

 

 

wilmarberdino@hotmail.com

 

 

 

https://menomena.com/

https://www.youtube.com/watch?v=XWRfv3boX3U

https://feierwerk.de/?id=188

https://www.bedandbreakfastmuenchen.de/index.html

                                                        

 

 

                                                      

 

 

 

 

 

 

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-Folletín de diez manos. Cada uno de los autores que escriben la novela-folletín-blog (cabrera, cavallo, santullo, soriano, trujillo), escribe un capítulo de no más de 2000 palabras. Para eso tiene una semana de tiempo. Cuando termina, envía su capítulo al encargado de hacer el siguiente. Cuando se cumplen 5 vueltas y, por lo tanto, se llega al capítulo 25, la novela se termina. Cada capítulo está acompañado de la ilustración de algún artista. Interesante.

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-EE.UU y la música digital. En los pronósticos de la última edición de su reporte sobre la música grabada a nivel global, la firma Strategy Analytics anticipa un nuevo hito para los formatos digitales en el año que viene.La compañía estima que los consumidores estadounidenses gastarán $2.700 millones de dólares el año que viene en CDs, por debajo de $2.800 millones en música en línea. El reporte también contempla la situación en 2015, pronosticando que los ingresos de la música en línea estarán conformados en un 39% por descargas de sencillos, 32% por descargas de álbumes, 14% por suscripciones y 14% por publicidad.

 

 

 

 

-Cursos de música en internet. Artículos y videos para aprender a tocar o mejorar conocimientos sobre guitarra, piano y otros instrumentos. La página se llama Virtuosso (www.virtuosso.com)